Ser
cognitivo posracionalista implica una búsqueda permanente por
acceder a la experiencia genuina sin filtros ni teorías que
limiten su acontecer. Podemos pensar en William James nacido en 1842
como el primero en orientar esta búsqueda de la experiencia
humana haciendo hincapié en la experiencia inmediata. En su
obra Compendios de Psicología (James, 1892) se refleja su
espíritu crítico en relación al estudio de la
ciencia sobre la experiencia del ser humano. Crítico y
prudente de la construcción de esquemas abstractos "William
James quería contagiar a sus semejantes el amor a la
libertad...contra fórmulas rígidas que caracterizan a
las sistematizaciones del dogmatismo... James pensó que todo
hombre expresaba mejor la excelencia del hombre, con ser
rigurosamente fiel a sí mismo, cuando pensaba por sí
mismo, cuando uno atendía los apremios de su ser, expresaba la
esencialidad de lo humano, la divina vocación de todo hombre",
"James elude las clasificaciones rígidas. Rehúye
a todo criterio mecanizador porque aparejaría el
fraccionamiento de la vida psíquica... Frente a la moviente
realidad psíquica, más que enunciar teorías se
esmera en sugerir al lector la vivacidad de los fenómenos"
(Duyovne, 1892)
Fue
Vittorio Guidano desde 1980 en adelante que comenzó a
articular sus ideas e introdujo el nombre de posracionalista
diferenciándose de las teorías racionalistas. En su
crítica al cognitivismo clásico colocó el
énfasis de la emoción en los procesos de conocimiento
en contraposición a los sistemas de información
computarizados, donde las ideas y los pensamientos eran el eje
principal, (Guidano, 1983). El encuentro con la experiencia inmediata
fue la meta y como acceder a ella el gran desafío que hoy nos
proponemos todos los posracionalistas. Con un enfoque ontológico
de la persona, y orientado a la autoorganización del
significado personal, recurre el autor a un procesador ordenador
unitario, tomando la noción de persona como un Sistema
Complejo Dinámico Autopoiético Cerrado, extrapolado de
la biología cuyo estudio fue formulado por la escuela de
Santiago (Maturana-Varela, 2003). Sobre la base de emociones
nucleares recurrentes, la persona se autoorganiza para lograr
coherencia en un ambiente dinámico cuya comprensión
ontológica haga viable generar un mundo posible. Es decir un
Yo que ordena tácitamente desde mis determinantes afectivos
(la experiencia inmediata), un Mí que reordena explícitamente
desde mis determinantes semánticos narrativos. Es decir, la
experiencia impone un orden de realidad desde mis propios límites.
Al intento de escaparse de teorías racionalistas V. Guidano
sostiene, "Una Organización del Significado Personal
(OSP) no debe interpretarse como una entidad definida por un
contenido específico del conocimiento (por ejemplo, una
creencia) sino como un proceso ordenador unitario,,,"
(Guidano, 1994). Fernando González Rey a modo de crítica
de las diferentes teorías sostuvo, "tomo distancia de
las versiones de psicoterapia que convierten las construcciones del
terapeuta como núcleo rector del proceso de cambio"
(González Rey, 2009).
Entonces,
el anhelo de tener ahí la experiencia inmediata, tal cual y
sin filtros se desvanece si lo hacemos desde un sistema que funciona
como determinante y cerrado, este modelo por sus características
es racional, correspondiente a las Ciencias Naturales, y
justificaremos porque es necesario un cambio de paradigma.
Encontrar
una fórmula, una teoría, una recurrencia, un siempre lo
mismo, la repetición de cómo actuamos nos ha hecho caer
en el riesgo de encontrar una explicación y quedar
determinados por un sistema o un procesador. Podemos explicarlo muy
bien por el apego, por las ideas, por un procesador emocional
unitario, por un sistema que puedo racionalizar como soy y porqué.
Encontrar este sistema o teoría de cómo funcionamos es
lo que llamamos un concepto de orden racional, propio de las Ciencias
Naturales. Estas se orientan a encontrar un algoritmo, invariantes,
recurrencias, repeticiones, conceptos que en psicología
tienden a buscar una teoría general de la personalidad, así
se construyen los diagnósticos, los manuales de Salud. Buscan
conceptos que hacen a la Identidad de un individuo, con el afán
de conocer y reflexionar en su funcionamiento, para encontrar
herramientas que nos permitan pensar en la salud de las personas.
Aumentar la comprensión de cómo funciona una persona,
conceptualizarlo, a modo de explicación de su forma de ser.
Así funcionan las Ciencias Naturales, permiten el arribo a
ciertas leyes generales siguiendo la tradición galileana. Pero
parece que siempre en esa búsqueda de lo singular, quedamos
circunscriptos a una acabada definición del funcionamiento de
un ser, que es una generalización, que en todo caso si es muy
buena la explicación no deja de ser la explicación de
alguien que quedó atrapado, acabado, y funcionando como un
algoritmo. Así surge el diagnóstico, o el concepto de
identidad, un concepto de orden racional, que explica muy bien como
las personas devinieron en ese proceso y que hasta el momento no les
permite ser de otra manera, quedaron atrapadas en un patrón
(Sánchez 2020). Como solución, surgen protocolos
terapéuticos específicos y su tratamiento definido,
donde se homologa síndromes o procesos de identidad a un self.
Uno mismo para ser abordado como paciente, se lo conceptualiza, se
capta sus reglas de funcionamiento y se exploran soluciones, se
encuentran protocolos específicos y un tratamiento específico.
A diferencia de la Medicina, gran cantidad de investigación en
Psicología no logró hallar enfermedades, esto es
definir claramente la etiología, el curso y la respuesta a un
tratamiento de modo concluyente. La comorbilidad y la heterogeneidad
de los pacientes es infinita, en consecuencia hacen al diagnóstico
carente de sentido para la psicoterapia que no se centre en cada
quien. La utilidad de una Ciencia Natural en psicología, se
trasluce en los manuales de salud, encontrar un lenguaje en común,
generar políticas públicas para la salud en general,
para desarrollar óptima psicoeducación, para ayudar a
salir de un síntoma. Es decir, el diagnóstico es de
mucha utilidad en este marco, pero a la hora de sumergirse en la
persona en cada quien deja carencias relevantes, pues no puede
encarnar la historia, lo hace pensarse como sujeto aislado, sin los
otros y lo que es peor, como una sustancia, sin horizonte de futuro,
sin un proyecto. A los pacientes se le brinda muchas veces una
etiqueta sin sentido, como explicaciones que si bien pueden ser muy
claro y definido en base a un problema, no ayuda a un cambio de
posición en la vida, solo lo explicamos bien, hemos intentado
que tomen conciencia de su estilo de funcionamiento, pero muchas
veces no es suficiente para generar un proceso de cambio.
Cognición
Encarnada
El
cambio que se ha realizado con relación al concepto de
cognición es otro de los avances notorios a la psicoterapia
cognitiva, y ayuda a pensar en una mayor singularidad, dejar de
pensar la cognición desde los dominios de procesamiento de la
información a nuevos dominios, donde la cognición es
encarnada, situada, abierta, extendida y dinámica, nos ayuda a
no pensar de manera causal y por partes, sino se entienden los
fenómenos como un todo inseparable. Pensar en cognición
con primacía ontológica de la "carne"
(cuerpo viviente), y estar situada en el contexto de cada quien, hace
que la práctica de la psicoterapia cambie rotundamente como se
la venia realizando, o al menos debería cambiar, ya que
perdería sentido el concepto o generalización de
alguien si no encarna su implicación de esa explicación
en los propios acontecimiento de la vida del paciente, sería
inapropiado concluir en una reformulación acabada de alguien
que sigue en curso y sigue fluyendo en su motilidad de la vida.
Posicionarse de un modo recurrente, en la repetición, no
significa que sea su manifestación de su ser genuino,
justamente ha perdido su brújula y queda adherido, o mejor
dicho anclada a una parte de la experiencia, sin movilidad,
manteniéndose cerrado en un funcionamiento repetitivo.
Estaremos hablando de un Ser que perdió la libertad, perdió
su posibilidad de elegir y afrontar sus decisiones desde sí
mismo; aquí el diagnóstico suele ser nefasto a los
oídos de un paciente, ya que lo termina definiendo como
alguien que "es", sin posibilidad de ser y de cambiar;
los diagnósticos explican muy bien el modo que quedó
atrapado, sin poder orientarse desde otro modo; lo explican desde una
teoría en tercera persona, perdiendo su singularidad, y por
ende no terminan de apropiarse de "su" responsabilidad en
el problema y lo ven como un problema general, lo asignan a una
patología que padecen. La cualidad de ser siempre mía
la experiencia personal y mi decisión en la vida, no puede
reducirse a un enfoque teórico. Necesitamos que pueda
encontrarse en los acontecimientos de su vida donde ha perdido su
autoría, donde dejó de ser genuino, donde se perdió,
sin responsabilizarse de las decisiones que ha tomado, y que lo han
perpetuado en el dolor. Este es el camino anhelado para salir de un
marco racionalista. Si no se cambia, a las teorías les va a
suceder lo mismo que a los pacientes, conocen todo, lo explican
bárbaro, pero no encarnan una posición diferente, y por
consiguiente no cambia su vida, su praxis del vivir. Parece que no se
puede pensar más en un cambio de creencias o cambiar en una
mejor reformulación, el acceso a conocerse mejor desde su
propio funcionamiento ayuda pero no es suficiente la autoconciencia
si no encarnan cada situación específica con la
responsabilidad de posicionarse desde la libertad de su ser, dejando
ser operado desde su idea, o procesador. Debemos brindarle
herramientas a los pacientes, donde puedan autoreferirse su
sufrimiento desde la posición que adoptan para no quedar
perpetuados en las mismas. Debemos cambiar de paradigma,
Cambio
de Paradigma
Parece
difícil el camino del cambio, pero pensamos que debemos
cambiar la pregunta como sostiene Giampiero Arciero (Arciero,
Bondolfi, Mazzola, 2018) de ¿Qué es el Sí Mismo?
a ¿Quién es el Sí Mismo?, pero para ello se debe
salir del estudio de las Ciencias Naturales hacia una Ciencia
Humanística-Histórica, debemos cambiar el paradigma,
cambiar el foco de la permanencia de sí como objeto para hacer
énfasis en el acontecer de la experiencia, posibilitar una
psicoterapia más centrada en la persona, en su singularidad y
menos en modelos teóricos definidos, pensar en salud en
términos más amplio, que involucra bienestar y
desarrollo personal, no solo un funcionamiento asintomático.
Evidentemente,
se evoluciona desde las distintas líneas teóricas
acerca de este problema de cómo atender al "quien"
pero nos falta mucho para llegar a tener una base filosófica
en común para sustentar cualquier modelo de intervención
más genérico. Por ejemplo, Steffan Hofmann como
referente del cognitivismo comportamental fue evolucionando hacia la
idea de procesos y enfoques transdiagnósticos, como también
hacia la concepción de un self que no solo es unitario, sino
social (Hoffmann & Doan., 2018); por otro lado Vittorio Guidano
hablaba de componentes de una OSP, con un cierre de otra OSP. Es
decir, hay un intento de abarcar más para definir mejor, pero
intuyo que esto conduce a una proliferación de más y
más distinciones y no conduce a la solución del
problema de la pluralidad y cómo abordarla. (Pérez
Álvarez, 2019, Sánchez, 2019).
Todos
los intentos si se buscan desde una ciencia que estudia a las
personas como algo que ha caducado, como un ente, como un proceso que
perdió su fluir, solo nos conduce a saber explicar el proceso
que opera y rige en esa persona, desde un automatismo o la patología
en la que quedaron envuelto los pacientes, pero no se aborda en su
fluir, en el movimiento, en la vivacidad del punto de acceso de tal o
cual experiencia. Es decir, se estudia a un paciente, buscándole
una lógica o una objetividad de su subjetividad que conlleva
al estudio de un self sin un cuerpo (sustancial), sin un pasado
(a-histórico) y sin el otro (aislado). Esa búsqueda nos
lleva al retrato de un hombre que ha perdido su proyecto, su devenir,
se lo estudia sin la variable tiempo, y sin contexto, es decir, sin
considerar el objeto de estudio que somos las personas, y no un ente
o producto ya terminado.
Ciencia
desde cada Quien.
Desde
el modelo que propone Giampiero Arciero (Arciero, 2006, 2008,
Arciero, Bondolfi, 2009), le ha sido fundamental los aportes de toda
la obra de Martín Heidegger como base filosófica.
Conceptos como Ser y Tiempo, y Ser en el Mundo (Heidegger, 2008),
para poder dar solución a cómo hacer ciencia con cada
quien y tener un método psicoterapéutico, apoyado
además en la fenomenología y en la hermenéutica
para centrarse en la persona (Ricoeur, 2000; Merleau-Ponty, 1975).
El
camino hacia la fenomenología hermenéutica de la
experiencia humana se distinguen dos modalidades de delinear la
identidad en el tiempo; por un lado los aspectos recurrentes del Self
(Mismidad o Sameness) y por otro los aspectos situacionales e
inmediatos del Self (Ipseidad o Selfhood). Lo importante es que ambos
corresponden a la experiencia pre-reflexiva.
El
concepto de Ipseidad es un fenómeno, acontecimiento que es
encarnado, propio, nuevo, abierto, inacabado, temporal e histórico.
{ver tabla 1}
Nuestro
Ser conoce siempre mediatizado por nuestro ser encarnado, entonces el
cuerpo aparece como trasfondo de mi existencia, que genera y preserva
las posibilidades de apertura y relación con el Mundo. Mi
carne que experimenta-acciona-padece, es el centro de mediación
concreto de mi ser-en-el-mundo, mi ser cuerpo está siempre
implicado a aquello que viene a mi encuentro, a aquello que viene
hacia mí, a aquello que me compete.
Desde
las neurociencias se plantea la comprensión inmediata del otro
está fundada en la activación automática de un
mecanismo neuronal compartido por la persona que realiza cierto acto
intencional y la persona que lo observa (neuronas espejo) Rizzolatti,
2004; Iacoboni, 2009). Esto nos permite pensar que para acceder al
otro no necesariamente de debe hacerlo por las teorías
representacionales, la comprensión del otro se postula desde
una resonancia inmediata, accediendo a través de habilidades
intersubjetivas cotidianas (Intersubjetividad 1ria. y 2ria.),
contextos pragmáticos compartidos, habilidades y practicas
narrativas.
Experiencia
Pre-Reflexiva
Pre-reflexivamente,
el e-mocionarse es el significado encarnado de la situación en
curso, vivida como un modo global de sentirse simultáneamente
en un dominio relacional. Estar situado emocionalmente es la manera
de orientarse en el mundo. Estar situados emotivamente, es a partir
de un modo de percibirse, y de ahí se abren las posibilidades
para actuar en relación a la condición en la que se
encuentra el individuo y a las alternativas que el mundo le ofrece.
Podemos orientarnos desde lo que le ocurre a la carne, bien visceral,
u orientarnos en lo que sucede en el mundo, en lo que gatillan las
emociones de los otros, las reglas, la ética. Las dos
inclinaciones emocionales son necesarias para un mejor equilibrio,
pues ambas forman parte de la experiencia.
Las
neurociencias con sus avances tecnológicos nos han permitido
conseguir un fuerte respaldo empírico a la noción de
distintos modos de emocionarse ontológicamente fundados, por
ejemplo los resultados de tres estudios sucesivos del equipo de
investigadores del IPRA de Roma sugieren que efectivamente estas
disposiciones emocionales reclutan distintas áreas cerebrales
en el procesamiento de estímulos.
-
El primer estudio en fMRI (Bertolino et al, 2005) mostró que
el estilo Inward muestra mayor activación de la amígdala,
hipocampo y corteza medial pre-frontal. Y que el estilo Outward
reclutó mayor actividad en el giro fusiforme, la corteza
occipital asociativa y la corteza dorso-lateral pre-frontal.
Concluyen los investigadores que el significado del estímulo
es diferente para ambos grupos. El grupo Inward activa circuitos
relacionados con la experiencia visceral de miedo con una
sensibilidad aumentada a estímulos alarmantes. El grupo
Outward activa principalmente áreas relacionadas con el
reconocimiento de caras, con una mayor sensibilidad a las miradas más
frías.
-
La siguiente investigación publicada por Rubino (Rubino et
al., 2007) evalúa la manera como diferentes estilos de
personalidad tienen un procesamiento cerebral diferencial en el
reconocimiento de caras asustadas o rabiosas. El grupo Inward mostró
mayor activación en la corteza medial pre-frontal que el grupo
Outward. Esto implica que el grupo Inward recluto muchos mayores
recursos en la rotulación cognitiva de estímulos
emocionales.
-
Más recientemente el 2010 se publicó un estudio sobre
los efectos de la empatía con el dolor (Mazzola et al., 2010)
mostró que en los sujetos experimentales se activan los mismos
circuitos cerebrales que cuando nosotros experimentamos ese mismo
dolor. Se concluyó que el dolor del otro significativo afecta
al propio procesamiento cerebral de acuerdo la modalidad personal de
organizar la experiencia. Los participantes fueron divididos en dos
grupos según su orientación Outward o Inward y
sometidos a estímulos visuales con imágenes de dolor o
neutrales de sus parejas. En las imágenes de fMRI se confirmó
que los dos grupos reaccionaron diferencialmente a los estímulos
presentados. El grupo Inward recluto áreas cerebrales
relacionadas con el awareness interoceptivo (ínsula posterior
y corteza somato-sensorial secundaria). En cambio el grupo Outward
activó zonas implicadas en el procesamiento autorreferencial
(corteza pre-frontal y precuneus) (Mazzola et al., 2010).
{ver tabla 2}
Crítica
al Posracionalismo Clásico
Giampiero
Arciero (Adasme, Ferrer, Zagmutt, 2013; Adasme, 2016; Zagmutt, 2015;
Trujillo, 2015) con el fin de orientarse al encuentro de la
experiencia en primera persona, se aleja de los conceptos emitidos
por su amigo y maestro, Vittorio Guidano. Generar y conocer las
reglas abstractas de un modo de ser conlleva un concepto de
interioridad, que mis experiencias se aprehenden desde mi
significado, que está separado del mundo y los otros, y
conlleva a la dicotomía Sujeto-Objeto, Cuerpo-Mente.
El
concepto de Unicidad, unidad de la multiplicidad de experiencias o
ser siempre el mismo en las diferentes situaciones que me encuentro
en la vida.
El
concepto de Continuidad, como experiencias que están unidas en
un sentido ininterrumpido de ser uno mismo o ser uno mismo en el
tiempo.
Ahora,
el significado no nace de la reflexión, o de la explicación,
o de la meta-representación tácita afectiva; este
modelo no logra distinguir el concepto de identidad diferenciado del
Self. No es necesario reflexionar sobre la experiencia inmediata,
dejando de poner así, énfasis en la reflexión.
La mente representacional o meta-representacional como cuna o
sustrato de la subjetividad (Balbi, 2004, 2009), la relación
indirecta con el otro y su reducción a la meta-representación
(Teoría del Mente). Los objetos y las otras personas nos están
presentes, no representados. La experiencia de ser uno mismo, tiene
como constitución fundamental el hecho de ser
pre-reflexivamente propia y situada. Antes de la reflexión, el
significado emerge en el acontecer mismo de un agente que al
comportarse en determinada situación, trae consigo y actualiza
al mismo tiempo, pre-reflexivamente su propia historia. "Ser-ahí"
es ya significativo (Xolocotzi, 2008, Sánchez 2019, 2020). Es
la continuidad de relacionarse con el mundo la que nos entrega a
todos el sentido del sí mismo. La comprensión
hermenéutica es intrínseca en el ser humano.
¿Cómo
ocurre la experiencia? Ipseidad
La
Ipseidad es un fenómeno que se representa frente a las cosas y
los otros, en cada situación, "…el proceso de
individuación toma forma y se desarrolla como una trayectoria
de vida, desde la cuna hasta la tumba, a través de la
promulgación del sentido en relación a los
acontecimientos que encontramos a medida que nuestro viaje de la vida
se desarrolla"... "el significado, por tanto, no es una
entidad caracterizada por una existencia mental, sino que consiste en
la promulgación de direcciones de existencia, en la relación
fáctica entre la vida y las circunstancias en que se
encuentra" (Arciero, Bondolf, y Mazzola, 2018).
La
Ipseidad, siempre nueva, siempre por hacerse, estructura nuestra
existencia, surge inmediatamente en la praxis del vivir, nuestra
predisposición emocional en curso, según nuestro
horizonte de futuro, que tiene que ver con el proyecto, con el
devenir. En cada encuentro aparece también el bagaje de
experiencias pasadas, patrones prevalentes, no determinantes, es la
referencia (sentido de referencia) de toda nuestra historia que está
sedimenta ahí en el encuentro con el mundo; el mundo, los
otros, muestran su presencia a partir de las alternativas existentes,
están ahí, como un modo de vida, la significancia del
mundo (sentido de contenido). Simultáneamente en este
encuentro del sentido de referencia, sentido de contenido y en el
horizonte de nuestro futuro, la experiencia obliga a una posición
(sentido de promulgación) la vida nos exige como la vida misma
promulgarnos de una u otra manera, no se puede no vivir en la vida, y
es responsabilidad de cada quien asumir una posición. A partir
de cómo me promulgo, la motilidad permite que la vida haga su
curso haciendo historia, mi propia historia. La psicoterapia consiste
desde la orientación fenomenológica hermenéutica,
en brindar un marco de libertad tal como William James anhelaba, en
"tener" la experiencia en nuestras manos, en aprehender
de nuestro ser y del mundo, en facilitar la apropiación de la
experiencia personal en cada instante, eso redunda en el beneficio de
poseer continuidad en la propia historia personal. Necesitamos hacer
psicoterapia con el afán de abrir posibilidades, de posicionar
al paciente en un rol activo, participativo, dueño y
responsable de su vida (Sánchez, 2020). Con estos conceptos
dejamos atrás las buenas conceptualizaciones para ayudarlo a
incumbirse en el acontecimiento de la vida que lo demanda. Debemos
asegurarle al paciente un campo de manifestación de sí
mismo, sin filtros teóricos. La psicoterapia devuelve libertad
dentro de las posibilidades del paciente y se ubica en el contexto,
frente a las alternativas que el mundo le ofrece. Debemos ayudarlos a
que sean autores de su propia vida. Vittorio Guidano decía que
no podemos ser autores de nuestra vida como lo hacemos con un libro,
a lo sumo, somos co-autores, ya que el mundo aparece en su devenir
sin posibilidad de controlarlo. Ser autor de nuestra vida, significa
encarnar nuestra condición ontológica, solo podemos
desplegarnos en el mundo posible y en la dimensión del tiempo.
Lo que se experimenta y, por ende se hace propio, está
disponible para ser nuevamente movilizado de diferentes maneras en
relación con aquellos contextos factuales, que en todo caso
toman forma con la existencia individual. (Arciero, 2018). Estar
emocionalmente situado por lo tanto corresponde a una forma de
encontrarse en una situación dada y con una manera de afrontar
el futuro; por lo tanto, siempre está conectada a una historia
personal que la guía y que a su vez es guiada por ella
(Arciero y Bondolf, 2009; Arciero, Bondolfi y Mazzola, 2018)
{ver tabla 3}
Conclusión
Del
Cognitivismo Clásico, al Posracionalismo, a orientarse a la
Fenomenología Hermenéutica. La propuesta es seguir la
evolución de estar cada vez más centrado en la persona,
y será el camino a seguir. El fundamento filosófico
pasa a ser crucial en el avance de la ciencia; el paso es haber
dejado las Ciencias Naturales para sumergirnos en una Ciencia
Humanística-Histórica para el ejercicio de la
psicoterapia. La psicopatología y los diagnósticos, son
conceptos que al ser descriptivos y definen una forma de
funcionamiento a priori, son de orden racional, y por consiguiente
ser estudian desde las Ciencias Naturales, pero la psicoterapia no,
ya que el objeto de estudio cambia y no está terminado.
Como
psicoterapeutas requerimos cambiar, preguntar a través de una
indicación formal, que no adhiera a ninguna teoría a
priori. Indicar hacia donde explorar sin la tentación de
definir y encontrar seguridad en un diagnóstico. La solvencia
de nuestra metodología científica debe ser rigurosa, en
respetar la experiencia vivida del otro, estar siempre donde el
paciente está, en generar la pregunta que interpela, que busca
fundamentos de sus dichos en los acontecimientos, no en las
explicaciones. Facilitar la apropiación de la experiencia es
guiarlo hacia el encuentro de sí, a partir de una indicación
que es una pregunta abierta, que nunca termina de definirse, es un
acto de vida, es la ipseidad misma en su encuentro genuino con el
terapeuta, inacabada, abierta, siempre por hacerse.
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