Infertilidad
La
problemática de la infertilidad humana abre un amplio y
complejo campo cuyo abordaje solo puede pensarse desde la inter y
multidisciplina. La parentalidad es una experiencia emocional, mental
y física; es un proceso complejo que se inicia en los padres y
recibe influencias desde lo social y desde las propias familias de
origen. Dado que la reproducción humana es, definitivamente,
un hecho que trasciende lo biológico, los problemas
reproductivos convocan la mirada y la intervención de la
Biología, la Psicología, la Sociología y el
Derecho.
Desde
hace varios años la Organización Mundial de la Salud
(OMS) ha reconocido a la infertilidad como una enfermedad. En la
actualidad, el 15 % de la población mundial registra problemas
reproductivos (OMS, 2023). El 30% de los problemas de infertilidad
tienen su origen en la mujer, más específicamente en el
factor edad; el 20% es atribuible al factor masculino y el porcentaje
restante se atribuye a causas del grupo ESCA (esterilidad sin causa
aparente). La Psicología aplicada a la Medicina Reproductiva
intenta abordar los efectos emocionales devenidos de los diagnósticos
y tratamientos de fertilización asistida, así como
también el tratamiento de los cuadros emocionales que afectan
la calidad reproductiva.
Dentro
de las estadísticas actuales se ha conocido que el 76,8 % de
los tratamientos de fertilidad genera algún tipo de trastorno
psicológico, siendo los cuadros distímicos los más
frecuentes luego del tercer intento fallido de búsqueda. Se
estima que el 13 % de las mujeres que no logran embarazo luego de un
primer intento desarrollan cuadros depresivos, por tal motivo las
clínicas de fertilidad se inclinan, en su mayoría, por
la indicación del acompañamiento terapéutico en
los tratamientos de reproducción asistida.
Entre
las múltiples áreas en las cuales el psicólogo
aborda la problemática de la fertilidad encontramos su
práctica en:
-Área
de la pareja infértil
-
Área de los nuevos modelos familiares. Demandas particulares
de tratamiento de reproducción asistida
-
Abordaje de padres aspirantes a donación de gametas
-
Evaluación psicológica de donantes de gametas
Área
de la pareja infértil
La
mayoría de las parejas con problemas reproductivos refieren
sentimientos de incompletud, no sintiéndose "del todo
adultos" por el hecho de no poder tener hijos. No hay que
olvidar que vivimos en una cultura que otorga el estatus de adulto a
quien tiene ciertos logros y conquistas alcanzados.
En
ocasiones desaparece el placer en la relación sexual. La
presencia de disfunciones sexuales como consecuencia de la propia
infertilidad alcanza un 60 %; asimismo estas parejas presentan una
disminución en la frecuencia de relaciones sexuales, con
disminución del placer.
Otras
parejas registran variaciones en cuanto al grado de implicación
de cada uno de los miembros de la pareja con relación al deseo
del hijo. Los fracasos repetidos van socavando la confianza,
generando altos niveles de depresión, al mismo tiempo que el
aislamiento, los sentimientos de incompletud y la baja autoestima
hacen que la pareja vaya perdiendo el sostén social y
familiar.
Intervención
del psicólogo en el área de la pareja infértil
Como
hemos delineado en los párrafos anteriores, la búsqueda
de un hijo muchas veces genera tristeza, abatimiento, desesperanza y
otros sentimientos correlativos al espectro depresivo, generando
mayor estrés y menor adhesividad al tratamiento médico.
La aparición de psicopatología correlativa al eje de
los trastornos de ansiedad y a los trastornos del estado de ánimo
son indicadores de los procesos de duelo que los tratamientos de
fertilidad conllevan. Aceptar la pérdida de la posibilidad de
concebir "en forma natural" o aceptar una donación
de gametas implica un proceso de duelo que es ineludible elaborar
para poder avanzar en la búsqueda del hijo.
Estos
cuadros depresivos, de ansiedad y de angustia requieren intervención
psicoterapéutica y, a veces, también medicamentosa. La
intervención medicamentosa debe ocurrir cuando la terapéutica
por la palabra es insuficiente, como en la clínica general,
siempre con previa interconsulta entre psiquiatra y médicos
tratante para evaluar posibles interacciones.
La
medición de los recursos personales e interpersonales con que
cada persona cuenta a la hora de enfrentar la situaciones de crisis
que desencadenan los duelos en reproducción asistida deben ser
evaluados y registrados, a fin de tener un conocimiento acabado de
las posibilidades adaptativas frente a los procesos de cambio que los
tratamientos producen. Este registro se lleva a cabo en la entrevista
clínica, y la evaluación de recursos puede realizarse a
través de la administración de diferentes técnicas,
como, por ejemplo, el Cuestionario de Desajuste Emocional en
Reproducción Asistida (DERA) de la Sociedad Española de
Fertilidad (Moreno-Rosset et al., 2008).
En
este punto nos parece importante hacer un pequeño desarrollo
sobre un concepto que entendemos constituye un proceso necesario a la
hora de encarar un tratamiento de fertilidad: el duelo por la no
consecución del embarazo de manera "enteramente
natural". Aquí entonces queremos desarrollar brevemente
el concepto de duelo y las particularidades que conlleva el mismo
cuando se trata de la pérdida de embarazos o la pérdida
de la posibilidad de engendrar un hijo sin intervención
médica.
Duelo
y maternidad
El
duelo es una experiencia única que cada persona encarará
con sus recursos y estilo. Se asienta sobre una personalidad previa y
se produce en circunstancias determinadas y en un encuadre social
concreto. Es un proceso normal que se sufre ante una pérdida
importante, que permite elaborar lo sucedido y prepara para convivir
con la ausencia de lo perdido. En un duelo se atraviesa por distintas
fases:
-Shock
-Incredulidad,
negación
-Ira,
rabia, resentimiento
-Elaboración,
mayor racionalidad, altibajos emocionales
-Finalización
El
duelo se caracteriza por:
Síntomas
afectivos:
tristeza, llanto, sensación de irrealidad, enfado, rabia
hostilidad;
Síntomas
conductuales:
inquietud, fatiga, necesidad de hablar sobre la pérdida,
retraimiento social;
Síntomas
cognitivos:
preocupación, culpa, autorreproche;
Síntomas
fisiológicos:
pérdida de apetito, insomnio, anergia y quejas somáticos;
En
el DSM 5 (APA, 2014) el duelo aparece en el capítulo "Otros
objetos que pueden ser objeto de atención clínica",
como Duelo No Complicado (V62.82). Esta categoría se aplica
cuando el objeto de atención clínica es una reacción
normal ante la muerte de un ser querido. Algunos individuos presentan
síntomas característicos de un episodio de depresión
mayor (tristeza, insomnio, falta de apetito, pérdida de peso).
La duración del duelo normal varía considerablemente
entre los distintos grupos culturales. Hay que hacer el diagnóstico
diferencial con la depresión mayor.
Duelo
patológico
Ocurre
cuando los sentimientos persisten en el tiempo (algunos autores
hablan de más de 6 meses, otros de más un año).
A la persistencia en el tiempo de los síntomas del duelo, se
suman:
-Disminución
de la autoestima;
-Aparición
de autorreproches, autocastigo, expectativa de castigo;
-El
ánimo doloroso es mayor;
En
el duelo patológico, continúa por más tiempo que
en duelo normal el desinterés por el mundo exterior. La
experiencia clínica nos dice que las áreas de vida
afectadas son las siguientes:
AUTOESTIMA:
mucha gente supone que la posibilidad de concebir es la capacidad
principal e ineludible de la mujer y que ello le da identidad como
tal. En algunas religiones (como en el judaísmo) esto se ve
más marcado, ya que "reproducir y llenar la tierra"
es uno de sus preceptos fundamentales. Así, el no concebir
puede percibirse como una "falla degradante".
PÉRDIDA
DE CONTROL:
para algunas mujeres, del cuerpo, de la vida y de su habilidad para
planear su futuro.
RELACIÓN
CON PARES:
sensación de exclusión de parejas enfocadas en hijos.
ESTRÉS
MARITAL:
algunas parejas se acoplan más mientras que otras se ven
afectadas por la diferencia en cómo procesan la pérdida.
Muchas mujeres pueden sentirse culpables frente a su pareja y esto
estresa el vínculo.
VIDA
SEXUAL:
los abortos espontáneos a repetición pueden aumentar o
generar descontento o desgano sexual.
La
pérdida perinatal suele traer aparejado un duelo
silenciado e invisibilizado,
se lo suele vivir en soledad. El entorno social y familiar, cuando se
entera, suele tender a intentar calmar el dolor alentando a que el
próximo embarazo irá bien.
La
intervención psicológica en el proceso de duelo
favorece el éxito a la hora de afrontar un nuevo embarazo o
tratamiento de reproducción. De acuerdo a nuestra experiencia
clínica, la intervención psicológica facilita
los siguientes procesos:
-Apunta
a validar el dolor y reconocer la pérdida.
-Ayudar
a no racionalizar.
-Permite
dar lugar a sentimientos y emociones que en cada caso será
singular, en función de la historia subjetiva de esa mujer y
de esa pareja, y de la ilusión y expectativa puesta en ese
embarazo en particular, en donde confluyen sentimientos y emociones
conscientes y aspectos inconscientes.
Duelo
para Freud (1917)
Para
Freud "el duelo normal vence sin duda la pérdida de
objeto" (1917). Duelo es la reacción frente a la pérdida
de una persona amada o de una abstracción que haga las veces
de, como la patria, la libertad, un ideal, etcétera. En ese
sentido, el duelo no sólo se presentaría frente a la
muerte de un ser querido sino también con relación a
situaciones que impliquen la evidencia para el sujeto de una falta o
de algo que ha de dejar atrás y que no volverá a
recuperar, pero que queda por siempre "en el recuerdo".
La
elaboración de los duelos y de situaciones de crisis
concomitantes a los tratamientos de fertilidad son procesos abordados
desde la psicoterapia, así como también las
implicancias y alcances en el aquí y ahora de estos procesos
internos. El profesional interviene recopilando datos, eventos y
experiencias de la realidad cuyo objetivo es generar estrategias
cognitivas que le permitan al paciente enfrentar miedos y fantasías,
desarmando creencias irracionales y desadaptativas. Las distintas
intervenciones desde el campo de lo psi
contribuyen en la transformación de un sufrimiento mudo a un
dolor que puesto en palabras puede encontrar una salida posible.
Los
nuevos modelos familiares
Las
estructuras familiares han sufrido muchos cambios a lo largo de la
historia y en este siglo los tratamientos de reproducción
asistida han sido facilitadores de esos cambios. Muchos han sido los
interrogantes que se generan a partir de los avances
científico-tecnológicos en medicina reproductiva.
Seguramente muchos más se irán abriendo con el paso del
tiempo, dado que estamos presenciando el amanecer de una nueva era en
la organización de la familia como núcleo social.
Las
sociedades actuales presentan un complejo entramado basado en las
características de las familias modernas, entre otros
factores. En las familias actuales, los actores ocupan sus lugares y
ejercen sus roles en función de la percepción subjetiva
que tienen sobre sí mismos al sentirse hombre o mujer. Los
roles son puntos de llegada luego de un largo camino de duelos e
identificaciones en la evolución psico-afectiva del sujeto.
Familias
monoparentales. Madres solas por elección
La
Sociedad Española de Fertilidad, a través de su Grupo
de Interés en Psicología Aplicada a la Medicina
Reproductiva, plantea la existencia de dos "tipos" de
familia monoparental femenina. Madres solas por elección o
madres solas circunstanciales (Moreno et al., 2006). Las madres solas
circunstanciales son aquellas que eligen este camino en "la
circunstancia de estar solas", enfrentadas muchas veces a
conflictos internos por cierta resistencia proveniente de la
exigencia de sus ideales, su educación, presión social,
etcétera. Estas madres se plantean la maternidad en solitario
como algo circunstancial y hasta que aparezca el hombre que las pueda
acompañar y "paternar a su hijo". Estas mujeres
sostienen que solo alteran "el orden de los factores",
pero el producto final sigue siendo el mismo. El modelo tradicional
sigue vigente.
Por
otro lado, tenemos a las madres solas por elección, cuya
decisión está caracterizada por ausencia de conflicto
con el Ideal, dado que la elección está por encima de
la circunstancia que les toca vivir y la afrontan como tal. Las
mujeres que recurren a la maternidad en solitario pueden acudir a un
banco de semen y/o donación de óvulos, si fuera
necesario. La donación de semen de banco para una inseminación
artificial es una técnica de baja complejidad y también
de bajo costo. Si la paciente debe recurrir además a una
donación de óvulos (como sucede en la mayoría de
los casos de mujeres de más de 40 años) la indicación
médica será una fertilización in vitro (FIV) o
una ICSI (Inyección Intracitoplasmática), ambas
intervenciones de alta complejidad y de un alto costo para las
pacientes y/o para los seguros médicos.
Quienes
recurren a la maternidad en solitario suelen ser mujeres activas e
independientes que, en general, tienen más de 35 años y
no quieren esperar. El tema del tiempo es el eje fundamental en esta
cuestión. Para las mujeres que han logrado sus objetivos en el
plano profesional/laboral e incluso económico y que comienzan
a percibir que las chances de armar un modelo familiar como el que
han idealizado se van extinguiendo, la idea de encarar la maternidad
en solitario se presenta como una alternativa viable. Es decir que
estas mujeres deben realizar la operación de escisión
del proyecto de pareja respecto del de maternidad.
La
biología pone un límite innegociable a las mujeres, y
cuando cada una se enfrenta con ese límite las posibilidades
son la pérdida del proyecto de familia tal como lo había
soñado desde niña, o el enfrentarse al desafío
de formar un nuevo modelo familiar.
El
desafío de elegir la maternidad en solitario conlleva, como
toda elección, exigencias propias de la situación. En
primer lugar, hay un duelo a atravesar, puesto que en la mayoría
de los casos las madres solas provienen de hogares tradicionales
donde hubo un hombre ejerciendo el rol paterno y una mujer en el
materno. Este es el primer molde a romper; abandonar los ideales
maternos y paternos no siempre es fácil y, en general, la
mujer atraviesa este momento con mucha culpa, generándose en
ella miedos y fantasmas. Los profesionales que somos demandados a
intervenir en estas situaciones podemos ofrecer espacios de reflexión
y cuestionamiento respecto de lo que se gana, pero sin desestimar lo
que se pierde. La elección monoparental conlleva el
atravesamiento de un duelo y los espacios psicoterapéuticos
deben estar orientados a dar lugar a este proceso. En general, frente
a la demanda de tratamiento FIV de una mujer sola, se evalúa
si esta mujer tiene los recursos personales e interpersonales
necesarios para encarar este proyecto. Su genuino deseo de ser madre,
la estructura familiar de la cual proviene, su capacidad para llevar
adelante un proyecto, su capacidad para abrirse a nuevas
experiencias, su responsabilidad a la hora de encarar un proyecto, su
capacidad para pedir ayuda cuando lo necesita, entre otras
cuestiones.
La
mujer que encara este proyecto debe tener menos de 50 años. La
ley en Argentina, con la reforma del Código Civil y Comercial
(CCCN) de 2015, prevé esta posibilidad en tanto no exista
contraindicación médica (Baccino, 2014). Por otro lado,
y más allá de la cuestión legal, es claro que la
maternidad en exceso tardía no es aconsejable. Criar un hijo
en solitario y a una edad madura conlleva conflictos frente a los
cuales los recursos mencionados anteriormente quizá ya no
estén disponibles.
Familias
homoparentales
Las
familias homoparentales son aquellas constituidas por padres del
mismo sexo. Las familias homoparentales de varones recurren a la
adopción y a la gestación por sustitución como
medio para satisfacer su deseo procreacional. En la llamada gestación
por sustitución o simplemente "alquiler de vientre",
una mujer (gestante o portadora) ofrece su útero para gestar
un niño no relacionado genéticamente con ella, a fin de
que otra persona o pareja con deseo procreacional logre construir su
familia. La Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER)
publica en su edición Nro. 33 del año 2018 la
experiencia llevada a cabo por el equipo Interdisciplinario de
Halitus Instituto Médico de Buenos Aires en casos de
tratamientos y nacimientos de niños por gestación por
sustitución en Argentina (Inciarte et al., 2018).
En
ese contexto, el equipo tratante explica que la gestante o portadora
es una mujer amiga familiar o conocida que desea ayudar a una persona
sola, pareja homo o heterosexual con diagnóstico médico
de imposibilidad de llevar a cabo un embarazo, y con embriones de
genética propia o donada.
Este
tratamiento comenzó a difundirse a finales de la década
de 1980. En los últimos 15 años el número de
ciclos de subrogación en EE.UU. aumentó más del
47 %. Se estima que, en ese país, una gran mayoría de
los centros (69,4 %) lo ofrece como alternativa a sus pacientes.
Debido al vacío legal existente en muchos países, las
parejas o personas solas acuden a llevar a cabo la gestación
por sustitución en países donde existe un marco
regulatorio (Lewin, 2014). EE.UU., a la vanguardia en este asunto,
registraba antes de la pandemia de COVID 19 alrededor de un 18 % de
ciclos de gestación por sustitución en parejas o
personas extranjeras.
En
Argentina existe la posibilidad de acceder a la subrogación
uterina en el contexto del trabajo multi e interdisciplinario.
Nuestro país no cuenta aún con un marco regulatorio
para la maternidad por sustitución, de manera que las
prácticas deben realizarse en el contexto de un estricto
control profesional y con el asesoramiento legal de los profesionales
expertos en esta materia. Los pacientes interesados en este
tratamiento llegan a la institución acompañados de la
mujer que será su portadora o gestante, quien en general es
una amiga, familiar o allegada que en virtud del conocimiento de la
historia y el padecer de esta pareja se ofrece voluntariamente para
esta experiencia. El tratamiento contempla únicamente la
sustitución uterina y no genética, de modo que los
padres procreacionales pueden aportar sus propias gametas o recurrir
a una donación gametaria. Tanto los padres pro-creacionales
como la gestante deben someterse a las distintas pruebas y exámenes
diagnósticos para definir si existe la aptitud,
potencialidades y recursos para atravesar el tratamiento (Inciarte et
al., 2018).
Co-paternidades
La
coparentalidad es una nueva manera de acceder a la maternidad y a la
paternidad a la cual recurren todas aquellas personas que desean
concretar su proyecto de tener un hijo y criarlo en común, sin
el deseo de relacionarse afectivamente con una pareja. Las nuevas
técnicas de reproducción asistida han hecho posible el
sueño del hijo para muchas personas. Hoy, además de las
técnicas, están las redes sociales que permiten el
encuentro con un otro con quien compartir la experiencia de ser padre
o madre. Para muchas personas la maternidad o la paternidad en
solitario por diferentes razones se hace impensable. Estas personas
solo pueden pensar en la parentalidad junto a un otro, que no
necesariamente es una pareja. Puede ser un partenaire
de crianza, otro que permite armar la triangularidad, que desde lo
simbólico garantice las herramientas y/o recursos necesarios
para encarar el proyecto de tener un hijo.
En
la actualidad existen plataformas que permiten localizar al
compañero/a más adecuado para compartir la
parentalidad. Aplicaciones parecidas a Match en su funcionamiento
permiten, al completar una grilla con ciertas características
de personalidad y del contexto sociocultural, "matchear"
al partenaire
adecuado más cercano para compartir esta experiencia. Algunas
de estas aplicaciones son Coparentalys, Lullamtes o Co-padres.net.
Los
co-padres que se conectan para concretar su sueño de tener un
hijo a través de este tipo de plataformas establecen acuerdos
que los comprometen legalmente con el niño y con el otro
co-padre. El compromiso es desde lo legal y desde lo personal, la
idea es constituir una familia en la cual el niño pueda crecer
en un ambiente de confianza y bienestar. El coparenting
es una familia de a dos, no es un modelo monoparental. Hay padre y
hay madre, por tanto hay dos lugares y dos roles diferenciados que se
vinculan con el niño.
Abordaje
a familias receptoras de gametas
Daremos
cuenta en este apartado del trabajo que se realiza con familias con
indicación de gametodonación en un instituto de
medicina reproductiva de nuestro medio. La tarea que realizamos en
este caso se basa en la detección del malestar o desajuste
emocional que ha dado lugar el tratamiento médico y, en
función de eso, se opera con la pareja, con los miembros por
separado o con la mujer sola en el caso de ser una familia
monoparental femenina. Se determina el grado de desajuste emocional,
se indica psicoterapia de ser pertinente, y se trabajan las
motivaciones, dudas, fantasías y temores relativos al
tratamiento y a la donación de gametas en particular.
La
recepción de gametas donadas implica una renuncia desde lo
subjetivo de cada paciente, lo cual constituye un nuevo duelo que
conllevará cierto tiempo de elaboración.
El
abordaje psicoterapéutico con los padres receptores de gametas
incluye un espacio facilitador de la expresión emocional
concomitante a la renuncia de la genética propia. En este
espacio se trabajan las fantasías y temores surgidos de la
donación. Una de las mayores preocupaciones de los padres es
si el hijo se les parecerá físicamente, dado que no va
a llevar sus genes. En este sentido, es importante informar a los
pacientes que el parecido físico, es decir el fenotipo, es el
resultado de la expresión del genotipo influenciada por
elementos ambientales. Esta interrelación entre la genética
y el ambiente es estudiada por la epigenética.
Otros
de los temores frente a la donación de gametas es la
posibilidad a futuro de no sentir al hijo como propio, o que el hijo
los rechace por haber recurrido a la sustitución. Ambos
temores son expresión de la proyección de fantasías
persecutorias disparadas en relación con la revuelta frente a
la pérdida de la fertilidad. El aporte oportuno de información
calificada es un importante recurso para utilizar en vistas a reducir
el desarrollo ansiógeno que convocan los tratamientos de
fertilidad.
Otro
mojón fundamental en el trabajo con familias receptoras de
gametas es la orientación a padres receptores sobre cómo
transmitir la verdad genética al niño. Este punto es
fundamental en la agenda de los profesionales, dado que el derecho a
la identidad es un derecho constitucional del niño.
Evaluación
psicológica de donantes de gametas
La
intervención psicológica en los tratamientos con
donación de gametas se desarrolla en dos direcciones, la
evaluación de donantes y la preparación psicológica
de las familias receptoras.
El
screening psicológico de donantes se apoya en las Guías
de Buenas Prácticas para la Evaluación y Asesoramiento
de Donantes de Óvulos de la Sociedad Argentina de Medicina
Reproductiva (SAMER, 2018). Los factores principales que condicionan
el perfil de las donantes son básicamente el anonimato, la
motivación acorde y los requisitos de inclusión.
El
anonimato no es una característica universal, existen muchos
países como Australia, Reino Unido y Canadá en los
cuales la donación no es anónima. En otros, como España
y Argentina, se debe garantizar la confidencialidad de la donación
tanto a la donante como a la receptora.
La
motivación para donar es otro requisito para evaluar, las
motivaciones altruistas están presentes en la mayoría
de las donantes, reciban o no un resarcimiento económico como
compensación por las molestias y trastornos que puede generar
la donación.
Y,
por último, está la cuestión de los requisitos
de exclusión, dentro de los cuales se evalúa la
presencia de algún trastorno psicológico en curso,
excluyéndose expresamente el Trastorno Límite de la
Personalidad, los duelos actuales, las adicciones, antecedentes
psiquiátricos familiares, abuso sexual en la infancia,
antecedentes criminales, promiscuidad sexual, falta de veracidad en
el testimonio y deterioro cognitivo, entre otros.
Siguiendo
los lineamientos de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva
(SAMER, 2018), la postulante a donación de gametas debe
referir motivaciones claras y acordes a la donación, dar
cuenta de un estilo de vida ordenado y sin antecedentes psiquiátricos
propios ni familiares. Las postulantes que no cumplen con estos
requisitos se descartan, siendo el descarte definitivo o transitorio,
según el criterio que lo motive.
En
Argentina la donación de óvulos se realiza bajo
estrictas normas de confidencialidad, sin que pueda acceder la
receptora a la identidad de la donante y viceversa, excepto que sea
por orden judicial (CCCN, 2015, arts. 563, 564). La donación
de esperma se rige por normas parecidas, pero contempla el Programa
de Identidad Abierta, que permite acceder a la identidad del donante
por parte del niño al llegar a la mayoría de edad.
Países
como EE.UU., Suecia, Reino Unido, Australia, Bélgica, Noruega,
Holanda, Suiza, Nueva Zelanda y Austria tienen registros abiertos de
donantes; esto no ocurre en nuestro país.
A
modo de conclusión
La
familia del futuro,
como la película de Disney (2007) pero sin ficción,
pura realidad.
Desde
aquel legendario 25 de julio de 1978 en el que nacía Louise
Brown, la famosísima "Baby Tube", mucha agua pasó
bajo el puente. Hoy Louise es una madre de dos niños que
continúa viviendo en su Olham natal. Ella fue la primera bebé
nacida a partir de la innovadora fertilización in vitro. Fue
en tal ocasión cuando se logró fecundar y "embrionar"
fuera del cuerpo materno. Seis años más tarde, los
franceses repitieron la proeza británica, pero superándola
puesto que lograron el mismo fenómeno FIV pero con óvulos
donados. En la actualidad la tasa de nacimientos por donación
de gametas supera en algunos países a los nacimientos a partir
de la genética de los padres.
En
el año 2000 en EE.UU. se creó Donor
Siblins Registry,
un sitio web que funciona como lugar de encuentros. El interesado
ingresa un código y se contacta con otros nacidos del mismo
donante de óvulos o de esperma. Este sitio registra unos
60.000 miembros y se ha logrado a través de éste que
16.000 personas se hayan podido contactar con sus genitores y/o con
sus hermanos genéticos. Encuestas en este sitio han revelado
que las personas nacidas por tratamientos con donación de
gametas mostraban más interés en conocer a sus
"hermanos genéticos" que a los donantes. La
fraternidad tiene más sentido para ellos, refieren que "padres
son lo que te crían" pero coinciden en que conocer a
alguien que comparta el mismo patrón genético es como
un "reencuentro con alguien muy conocido, un amigo de antes",
según refieren algunos los adolescentes entrevistados por un
diario americano (Eunjung Cha, 2018).
Los
donor
siblings
también llamados "hermanos genéticos" son
personas nacidas a partir de óvulos o esperma de un mismo
donante. Constituyen una nueva categoría familiar devenida del
uso de las Técnicas de Reproducción Humana Asistida
(TRHA), que va modelando el perfil de un nuevo modelo familiar: "la
familia genética". Familia cuyos lazos son
exclusivamente genéticos, a partir de lo cual puede o no
generarse un vínculo, que va a depender en parte de la
posibilidad, según la reglamentación de cada país,
de acceder o no a la identidad del donante. Por otro lado, en este
contexto de las nuevas técnicas encontramos a los niños
nacidos por subrogación uterina, quienes también pueden
establecer un lazo de parentesco con aquellos otros niños que
han sido gestados en el mismo vientre: son los tummy
sister
o surro
sister,
de manera que un niño podría tener, por un lado, "un
hermano de panza" y, por otro lado, "un hermano genético"
(Golombok, 2015).
Son
muchos y diversos los formatos que va delineando la familia actual.
Transitamos tiempos que nos conducen inexorablemente a desnaturalizar
los conceptos y las ideas sobre género y familia que durante
mucho tiempo se han percibido como naturales y determinados
biológicamente.
Familias
monoparentales, homoparentales, coparentales, genéticas y más
aún: desde el Derecho se ha reconocido a la persona sola como
familia y, como el motor de esta, el "deseo procreacional".
Es este deseo procreacional en todas ellas el que se pone a prueba
una y mil veces frente a la enorme cantidad de obstáculos que
muchas veces, como se ha visto en este artículo, están
implicados en la llegada de un hijo.
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