Este artículo es una ampliación de "Psicoalgología en la prematuridad: Aportes desde la psicología perinatal al fenómeno del dolor en el infante nacido prematuro" (2º Edición/ Agosto 2019)
Desde
la perspectiva del abordaje humanizado del trabajo con situaciones de
dolor neonatal, es posible aseverar que actualmente se cuenta con
diferentes instrumentos para medir el dolor en los infantes nacidos
prematuros. Es cierto que ninguno puede ser considerado como exacto o
completamente objetivo. Pero son adecuados para servirnos como guía
a la hora de evaluar esta desagradable situación en un niño
preverbal.
De
hecho éticamente debemos contemplar la evaluación del
dolor infantil, ya que desde hace años es sabido que tiene
efectos deletéreos, impactando en el momento actual, como así
también a lo largo de la vida de esa persona.
Importantes
autores en la materia (García et al., 2010) consideran al
dolor como el quinto signo vital, lamentablemente esto no se aplica
en todas las unidades de cuidado neonatal.
En
ocasiones se argumenta la dificultad que puede acarrear el utilizar
herramientas como escalas para la evaluación de este fenómeno.
Los profesionales de la salud están ocupados en tareas
complejas, ciertas escalas requieren de diversos cálculos,
deben observar, calcular, realizar un procedimiento, etcétera.
Si bien se aconseja que exista un agente de salud del área
encargado de supervisar los temas relacionados al dolor infantil, no
siempre es posible implementar esta estrategia rápidamente.
Por tal motivo, es importante que se reconozcan los particulares
indicadores de dolor en los bebés prematuros, para poder
contemplarlos según sus singularidades, sin comparar con
edades gestacionales mayores (como pueden ser infantes nacidos a
término, niños más grandes o inclusive adultos).
Se
ha descripto en la literatura, desde hace décadas, conductas
frente al dolor tales como el abombamiento de la frente, el apretar
los párpados, el surco nasolabial pronunciado, a su vez que
se ha estudiado el sonido y gesto del llanto. También es
posible medir los parámetros fisiológicos, indicadores
que podremos notar fácilmente al mirar los monitores a los
cuales el bebé se encuentra conectado durante su internación.
Estos parámetros suelen ser el aumento de la frecuencia
cardíaca y la baja en la saturación de oxígeno
(Stevens et al., 1996).
Pero
estos indicadores no explican en todos los bebés sus
experiencias de dolor; sino que, pocos trabajos se han dedicado a
estudiar también la posibilidad de que infantes prematuros
(particularmente quienes padezcan problemas graves de salud o los de
menores edades gestacionales) se encuentran inexpresivos y sus
constantes fisiológicas pueden llegar a ser variables o
demostrar una baja general de sus valores (Gómez, 2021, 2022,
2023). Se ha llegado a describir al frozen
baby
(Gómez Paz, 2013) como un infante sin gestualidad ante el
dolor, lo cual no invalida su experiencia, sino que demuestra la
necesidad de seguir conociendo a esta población con mayor
profundidad. Esta afirmación cobra relevancia, sobre todo, si
tenemos en cuenta que Gibbins y otros (2014) sostienen que escalas
validadas como la PIPP o PIPP-R no logran captar el dolor neonatal
en un 20% de los sujetos.
En
un estudio observacional pudo verse que 1 de cada 2 ó 3 bebés
prematuros demostró falta de gestualidad ante un estímulo
nocivo producido durante su internación (Gómez, 2022),
respuesta que no suele ser contemplada en las escalas de dolor
infantil. La Escala Argentina de Dolor en Infantes Prematuros (EADIP)
– validación inicial (Gómez, 2021) integra estos
datos para intentar una valoración más aproximada a la
realidad del dolor del prematuro.
Es
necesario seguir investigando acerca del dolor en los diferentes
grupos de edades gestacionales, conocer con mayor exactitud sus
particulares maneras de expresarse, incluir en los estudios a los
bebés prematuros con cada vez menores edades gestacionales de
nacimiento. A su vez que se debe trabajar en la concientización
del personal de salud frente al dolor infantil y sus distintas
maneras de abordarlo, como también darle relevancia al
entrenamiento en observación de lactantes. La capacidad de
observación y la cercanía con el paciente podrá
volver nuestra labor profesional aún más humana.
Referencias
García,
M., Amaya, E. & Narváez Ramos, R. (2010). Consideraciones
generales sobre el dolor. En Urbina-Medina, H. Dolor
en pediatría
(2da ed.). (pp. 1-13). Ed. Panamericana.
Gibbins,
S., Stevens, B., Yamada, J., Dionne, K., Campbell-Yeo, M., Lee, G.,
Caddell, K., Johnston, C. & Taddio, A. (2014). Validation
of the Premature Infant Pain Profile – Revised (PIPP-R).
DOI: http://dx.doi.org/10.1016/j.earlhumdev.2014.01.005
Gómez,
M. C. (2021). Construcción
de un instrumento observacional de dolor en prematuros internados
[Tesis de doctorado inédita]. Universidad de Buenos Aires.
Gómez,
M. C. (2022). Repensar el concepto de dolor en la internación
de infantes prematuros. Necesidad de incluir nuevos indicadores para
su evaluación. Algunas reflexiones con una mirada
interdisciplinar. Revista
de Psicología y Psicopatología Perinatal e Infantil
Naciendo (2) 1.
https://doi.org/10.52961/02.VKFO5124
Gómez,
M. C. (2023). Presentación de la Escala Argentina de Dolor en
Infantes Prematuros (EADIP). Congreso Perinatalidad, infancia y
familia. España.
Gómez
Paz, M. (2013). El dolor en neonatología y práctica
profesional. (archivo PDF) Nuberos
Científica.
España: Fundación de Enfermería de Cantabria.
Recuperado de www.enfermeríadecantabria.com/nuberoscientific
Stevens,
B., Johnston C., Petrishen, P. & Taddio, A. (1996). Premature
Infant Pain Profile: Development and initial validation.
Clinical Journal of Pain (12):
13-22.