Introducción
Los
criterios clínicos para el diagnóstico de Trastorno del
Espectro Autista (TEA) se encuentran definidos en el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales,
5ta. edición (DSM 5) de la American Psychiatric Association
(APA, 2014). En el año 2022, la APA publicó una nueva
edición del DSM (5-TR) que no se ha considerado en el
desarrollo de este capítulo dado que aún no se cuenta
con la versión traducida al español y, por lo tanto, a
nivel local se continúa utilizando el DSM 5.
Según
el DSM 5 (APA, 2014) el Trastorno del Espectro Autista (TEA) supone
deficiencias persistentes y clínicamente significativas en la
comunicación e interacción social y la presencia de
patrones de comportamiento, actividades e intereses restringidos y
repetitivos. Si bien el comienzo ocurre durante la primera infancia,
los síntomas pueden no manifestarse íntegramente hasta
tiempo después, cuando las demandas sociales exceden las
posibilidades del sujeto. El concepto "espectro" nos
permite entender al diagnóstico como un continuo dado que la
sintomatología varía en su nivel de gravedad y, a su
vez, puede ser diferente para cada uno de los componentes nucleares
(Grañana, 2014).
En
los últimos años, el índice de prevalencia
internacional de los TEA ha aumentado significativamente. Según
la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2013), en la
actualidad 1 de cada 100 niños cumple criterios para ser
diagnosticado. No obstante, las cifras varían dependiendo
de los estudios y territorios, dado que la
prevalencia en países de ingresos bajos y medianos es hasta
ahora desconocida.
En
su plan de acción integral, la OMS ha manifestado que la
atención a los TEA debe considerarse una prioridad dentro de
la atención a la salud pública (OMS, 2013), solicitando
a los organismos nacionales e internacionales planificar, incrementar
e incorporar servicios dirigidos a la detección temprana,
atención y tratamiento de las personas con TEA y sus familias.
Tratamientos
basados en la evidencia para Trastornos del Espectro Autista
Se
definió a la Práctica Basada en Evidencia (PBE) como el
uso responsable de las mejores evidencias disponibles a partir de la
investigación clínica para los tratamientos de
pacientes (Sackett y cols., 1996). El propósito de las PBE es
incorporar criterios con sustento empírico en todos los
niveles de acción (APA, 2005). En un informe emitido por el
Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos sobre los
principios que se deben considerar en los tratamientos se estableció
que los programas educativos y de servicios para niños y
jóvenes con TEA deben basarse en evidencia científica
para su efectividad (National
Autism Center, 2015).
Algunos
de los programas de intervención utilizados con eficacia
clínica son: el análisis de conducta aplicado (ABA), el
proyecto de autismo de Lovaas, el programa TEACCH de Schopler, el
modelo Pivotal Response Training (PRT) de Koegel y Schribman, el
programa de aprendizaje incidental temprano de la Universidad de
Emory, el Modelo de Denver de S. Rogers y el modelo DIR/Floortime®
de Greenspan y Wieder (Alvarez Pérez y cols., 2018).
Además
de la utilización de protocolos actualizados, los cuales
pueden ser combinados entre sí, se exige una formación
específica de los profesionales, el establecimiento de
objetivos de manera individual y que se brinden al niño
diversas oportunidades funcionales, relevantes para su desarrollo y
de alto interés a fin de responder activamente para que la
tasa de cambios sea mayor (National
Research Council y cols.,
2001). Un currículum de intervención incluye aquellos
aspectos en los que el sujeto presenta desafíos y, con mayor o
menor intensidad, las competencias y habilidades correspondientes a
las áreas
de desarrollo de cualquier menor de su edad (Alvarez Pérez y
cols., 2018).
Entre
los años 2011 y 2023 hubo un aumento de trabajos publicados
acerca de cómo, a través de herramientas tecnológicas,
se está buscando integrar la tecnología a los procesos
de enseñanza de niños dentro del espectro autista. En
virtud de lo expuesto, se hará una revisión de los
recursos tecnológicos que están siendo investigados,
analizados y/o utilizados para facilitar apoyos y brindar igualdad de
oportunidades a las personas con TEA.
Tecnologías
de la Información y Comunicación
Según
la UNESCO, las Tecnologías de la Información y
Comunicación (TICs) son un conjunto de herramientas y recursos
tecnológicos utilizados para crear, procesar, transmitir o
difundir información. Éstos incluyen hardware, software
y redes de telecomunicaciones (Instituto
de Estadística de la UNESCO, 2019).
Actualmente,
el desarrollo de las nuevas tecnologías y el progreso de los
medios de comunicación están convirtiendo a las
sociedades en sociedades de la información (Llairó,
2008). Así como nos encontramos en un contexto donde el uso de
las TICs se presenta en buena parte de la vida cotidiana de las
personas, se ha encontrado un creciente interés de
investigación en la utilización de las mismas en los
procesos de aprendizaje de personas con TEA.
Inteligencia
artificial
La
Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico
y la Tecnología (COMEST) de la UNESCO describe la inteligencia
artificial (IA) como maquinarias capaces de imitar ciertas
funcionalidades de la inteligencia humana, incluyendo características
como la percepción, el razonamiento, la resolución de
problemas y la interacción lingüística (COMEST,
2019). En otras palabras, estos sistemas informáticos fueron
diseñados para interactuar con el mundo mediante
competencias que solemos considerar humanas (Luckin y cols., 2016).
Las
aplicaciones y herramientas de la IA en el mundo real se están
volviendo cada vez más predominantes, con ejemplos bien
conocidos como el reconocimiento facial automático y los
asistentes personales en los dispositivos de nuestra vida cotidiana.
De igual manera, se están desarrollando una variedad de
aplicaciones de la IA para ayudar en el tratamiento de las personas
con TEA.
En
la actualidad existen plataformas virtuales basadas en la IA
utilizadas para establecer sistemas de terapia y entrenamientos
personalizados. Un claro ejemplo de esto es AbaPlanet, aplicación
que se apoya en la terapia ABA. Desarrollada por la Fundación
Privada Planeta Imaginario, promueve el aprendizaje y la ampliación
del vocabulario de niños con TEA.
Posee un método de registro de las actividades realizadas, por
lo que pone al servicio de padres y profesionales un completo sistema
de aprendizaje autónomo que toma decisiones en base al
rendimiento del sujeto. Asimismo,
se está investigando el uso de robots sociales como un sistema
de andamiaje de las habilidades socio-comunicativas en los TEA. Se
contempla que el factor vinculante entre las personas y este tipo de
interfaz podría desencadenar y promover otras interacciones y
situaciones sociales (Coeckelbergh y cols., 2016). Un robot social es
capaz de comunicar e interactuar con los humanos, siguiendo
parámetros de comportamiento social dentro de las estructuras
sociales y culturales existentes (Dickstein-Fischer
y Fischer, 2014).
Algunos de los beneficios resultan de que la interacción con
los robots tiende a ser mecánica, predecible y repetitiva
(Cruz y Salazar, 2014), abriendo una ventana de vínculo social
controlado, con tareas simples y concretas, de respuesta rápida
y sencilla.
A
su vez, comienzan a desarrollarse aplicaciones móviles como
Superpower Glass, a cargo de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Stanford y Google que, a sus gafas de realidad
aumentada, introdujeron una aplicación que utiliza IA,
aprendizaje automático y reconocimiento facial. Consiste en un
sistema de software que se ejecuta en Google Glass emparejado con un
teléfono inteligente y está diseñado para el uso
en los entornos naturales de las personas con TEA. La aplicación
identifica ocho emociones universales y proporciona al niño
información audiovisual a través de su cámara,
correspondiente a cada una de las ocho emociones que reconoce durante
las interacciones sociales. Lo que se busca es proporcionar
retroalimentación en tiempo real sobre las señales
sociales y emocionales durante una conversación, así
como la cantidad y el tipo de contacto visual, lo que podría
ayudar a las personas con TEA a comprender mejor las situaciones
sociales y mejorar sus habilidades de comunicación (Daniels y
cols., 2018).
Por
otro lado, los avances científicos han permitido crear
Sistemas de Comunicación Aumentativos Alternativos (SAAC) de
alta tecnología. La Comunicación Aumentativa y
Alternativa es aquella que incluye formas de comunicación
(distintas al habla) que permiten a las personas expresar sus
necesidades, deseos o pensamientos (ASHA, 2020). Entre los objetivos
del uso de SAAC se encuentran el disponer de habilidades
comunicativas funcionales para que el niño con TEA solicite lo
que quiere o necesita en el momento en que lo quiere o necesita;
mejorar la independencia; fomentar interacciones apropiadas con el
entorno social y favorecer la capacidad de comprensión de la
persona (Bondy y Frost, 2002). El Dispositivo Generador de Voz (SGD)
es
una forma específica de SAAC que utiliza un dispositivo
electrónico para comunicarse y producir el habla a través
de una voz computarizada. ¿Qué ventajas se encontraron
con su uso? Ofrece un vocabulario más extenso que los métodos
de SAAC de baja tecnología, es
válido para hablar con sujetos que desconocen el sistema y
representa un atractivo para las personas. De todas formas, cabe
mencionar que el fracaso y el éxito de la intervención
no sólo depende de qué tecnología se utiliza,
sino de cómo se acompaña el uso (Mirenda
y Iacono, 2009).
Realidad
aumentada
La
Realidad Aumentada (RA) es considerada una tecnología que
integra elementos virtuales al mundo real con interacción en
tiempo real (De Cassio Macedo y Teixeira Góes, 2021). Este
recurso tecnológico no reemplaza el mundo físico por
uno virtual, sino que mantiene al sujeto en el mundo real pero
enriquecido por la información virtual superpuesta.
Una
de estas propuestas es Pictograma Room, creado por el Instituto
de Robótica de la Universitat de València y la
Fundación Orange
con el objetivo de potenciar las habilidades de autorreconocimiento,
atención y comunicación a través de un conjunto
de videojuegos. Mediante
un sistema de cámara-proyector y a través del
reconocimiento del movimiento se consigue generar una representación
visual del cuerpo del usuario, aumentándolo con una serie de
elementos gráficos y musicales que guían su aprendizaje
(Herrera y cols., 2012).
Otra
iniciativa es MOSOCO, una aplicación para dispositivos móviles
desarrollada por investigadores del Centro de Investigación
CICESE, que utiliza RA para trabajar habilidades sociales en
situaciones de la vida real (Escobedo y cols., 2012). MOSOCO ayuda a
detectar posibles compañeros para un intercambio, guía
a los niños a lo largo de la interacción y brinda las
señales sociales. Al obtener esta información a través
de sus dispositivos móviles, cada pequeño recibe
asistencia directa, reduciendo así los errores sociales y
aumentando la cantidad y la calidad de las interacciones.
A
pesar de que el uso de la RA en tratamientos con la población
infantil TEA está en una etapa temprana de investigación
y análisis, es prudente decir que, como herramienta
terapéutica, muestra gran potencial. Por lo tanto, la
necesidad de profundizar en la implementación de este tipo de
tecnologías para la generación de un proceso
terapéutico relevante para los sujetos con TEA obtiene
importancia.
Realidad
Virtual
La
Realidad Virtual (RV) es una tecnología mediante la cual se
pretende que el sujeto sustituya la realidad física por un
mundo digital simulado. A través de los micromundos, entornos
o mundos virtuales, el objetivo es dar la ilusión de
pertenencia a un ambiente creado y diseñado para cumplir un
rol específico (Pérez Martínez, 2011).
La
RV se utiliza en entornos clínicos para tratar una amplia gama
de trastornos psicológicos. Respecto a los tratamientos para
personas con TEA, la investigación y análisis de la
utilización de la RV se ha enfocado principalmente en áreas
como las habilidades sociales, emocionales, actividades de la vida
diaria (como cortarse el pelo, ir de compras, ir al médico,
etcétera) y la comunicación.
Gracias
a la posible adaptación al crear los mundos virtuales, la RV
ayuda a simplificar los estímulos complejos que se presentan
en las diferentes situaciones y contextos, de forma que permite un
entorno más seguro y controlado para el entrenamiento de
habilidades. Además, la intervención basada en esta
tecnología puede incluir aplicaciones multiusuario en
ambientes lúdicos o situaciones cotidianas, que puede ser
dirigida y personalizada en función de los objetivos buscados.
Asimismo, permite la posibilidad de modificar y personalizar las
tareas, la dificultad, las situaciones y los estímulos
incluidos en el entorno (Cai y cols., 2017).
Para
tomar dimensión de lo que representa esto, hay empresas de
desarrollo de software que ya están lanzando aplicaciones de
RV disponibles tanto
para celulares con Android como IOS.
Tal
es el caso de Virtea, una aplicación que recrea distintos
escenarios de una actividad concreta para aproximarse a situaciones
como ir al médico, esperar el colectivo o cortarse el pelo. Su
objetivo es la preparación ante circunstancias que pueden
generar altos niveles de ansiedad o estrés a las personas con
TEA.
Cabe
mencionar que, si bien se encuentra que los tratamientos basados en
la RV pueden ayudar a los niños con TEA, las pruebas de
eficacia son preliminares y limitadas para la práctica
clínica. Muchos de los estudios analizados no incluyeron
grupos de control y el número de sujetos de las muestras era
acotado. No obstante, los prometedores resultados deberían
animar a la comunidad científica a validar los futuros
estudios mediante procesos de evaluación bien diseñados
y desarrollar nuevos tratamientos basados en la RV.
Sistemas
multimedia
Un
sistema multimedia es aquel que utiliza varios métodos de
presentación como texto, imágenes, sonidos o videos,
para integrar, transmitir y presentar información al usuario
(Steinmetz y Nahrstedt, 2010). Estos sistemas ofrecen la posibilidad
de actuar sobre los contenidos, surgiendo así la
interactividad. En
las últimas décadas, el desarrollo de aplicaciones para
dispositivos móviles ha generado una producción
elevada, dentro de la cual se encuentran iniciativas gratuitas o de
bajo costo que ofrecen software específico para personas con
TEA. Entre ellas encontramos programas de estructuración
ambiental como Autiplan, PictoSelector y Peapo; además de SAAC
de baja tecnología como Comunicador Personal Adaptable,
Proloquo2Go, E-mintza y Ablah, entre otros.
En
Argentina se destaca un proyecto desarrollado por el Hospital
Italiano de Buenos Aires en el Laboratorio de Aprendizaje Biológico
y Artificial (LBAL), llamado Apptismo. La investigación
corresponde al campo de las neurociencias y
tiene como objetivo generar herramientas económicas,
accesibles, inclusivas e innovadoras que motiven la expresividad
mediante
la completa personalización del comunicador,
mejorando la calidad de vida del niño y brindando, además,
un nueva vía terapéutica (Guzmán y cols., 2017).
Conclusiones
El
presente trabajo aborda las nuevas perspectivas terapéuticas
sobre la utilización de Tecnologías de la Información
y la Comunicación en tratamientos de niños
diagnosticados con TEA. Hasta el momento los estudios realizados
arrojan resultados favorables, demostrando que la incorporación
de las TICs permite facilitar el aprendizaje de habilidades,
especialmente en el área socio-comunicativa.
No obstante, debemos tener en cuenta algunas consideraciones para
futuras líneas de investigación: la comunidad
investigadora debe validar los estudios con procesos
de evaluación que sean más apropiados y transparentes,
además de establecer guías específicas para el
desarrollo de recursos tecnológicos para los TEA.
De
igual manera, resulta importante mencionar que la tecnología
por sí sola no logra los objetivos de enseñanza y
aprendizaje. Es fundamental potenciar el uso adecuado de esta,
intentando así también minimizar las consecuencias
negativas que una utilización inadecuada puede provocar en el
desarrollo psicofísico y social de los niños y
adolescentes. Para ello se hace necesaria la formulación de
estrategias tecnológicas con objetivos claros, con una
adecuada selección de la herramienta, que se adapte a las
necesidades, desafíos, requerimientos y fortalezas de cada
sujeto.
Los
rápidos avances tecnológicos implican también
riesgos y desafíos que crecen a un ritmo más rápido
que los debates sobre las políticas y los marcos regulatorios.
Precisamente, queda mucho por analizar y discutir sobre la falta de
acceso y uso de las TICs en ciertas regiones.
En
Latinoamérica, por ejemplo, existen diferencias abismales
referidas a las condiciones tecnológicas y de infraestructura
que garantizan el acceso universal a estas nuevas herramientas
tecnológicas. Aunque se cree que las principales
preocupaciones podrían devenir de que las TICs superen la
capacidad de acción humana,
el impacto social resulta más inmediato, como la posibilidad
de que el uso de las TICs amplíe, en lugar de reducir, las
desigualdades existentes.
Además, el uso de las TICs exige actividades de formación
y capacitación profesional a fin de adquirir las competencias
necesarias para generar estrategias tecnológicas. Por
último, las futuras investigaciones deben estudiar el impacto
a mediano y largo plazo de los productos tecnológicos en la
calidad de vida de las personas con TEA y sus familias.
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