Introducción
La
psicoterapia es una relación interpersonal entre dos o más
personas donde una o varias demandan ayuda, y otra es un agente de
salud. Esta relación está mediada por recursos
psicológicos, con el fin de mejorar la calidad de vida del o
los consultantes. Todo proceso psicoterapéutico está
basado en la alianza terapéutica. Bordin (1976) definió
este concepto como la colaboración entre el consultante y el
terapeuta e identificó tres componentes: (a) calidad del
vínculo, (b) acuerdo de objetivos y (c) acuerdo en metas.
El
componente central en la definición que articula los tres
elementos de la alianza terapéutica es la colaboración.
Esta es un proceso activo mediante el cual el consultante y el
terapeuta participan en un diálogo sobre qué objetivos
trabajar en psicoterapia y cómo alcanzarlos. Los consultantes
generalmente acuden a terapia con problemas que les han dificultado
la vida y que han intentado resolver, sin éxito. Los
terapeutas aportan habilidades adquiridas en su formación y
experiencia que pueden utilizarse para ayudar a abordar los problemas
con éxito. Este proceso de colaboración comienza con la
exploración del motivo de consulta y la búsqueda del
consultante en la terapia. Es decir, el consultante necesita
explicitar qué lo llevó a la terapia y qué
espera lograr. Algunos consultantes tienen objetivos concisos y
específicos, como poder volar en avión sin sentir
ansiedad. Otros, tienen objetivos más generales que es
necesario especificar, cómo el deseo de "sentirse mejor"
(Tryon, 2018). La colaboración en el proceso psicoterapéutico
implica, por un lado, la reflexión y comunicación del
consultante sobre lo que le gustaría del espacio, y, por
otro, la escucha activa del terapeuta aclarando lo que aquél
quiere lograr.
El
propósito de este trabajo es categorizar los distintos
objetivos terapéuticos, desarrollar las razones por las cuales
debemos trabajar con objetivos consensuados con los consultantes,
describir sintéticamente distintas escalas utilizadas para la
evaluación de los mismos y brindar argumentos éticos
que sostienen una práctica de la psicoterapia basada en
objetivos.
Tipos
de objetivos
En
el campo de la investigación en psicoterapia un elemento
fundamental son los objetivos terapéuticos, ya que se evalúa
la misma en función del logro de estos. Cuijpers (2019)
describe seis tipos de objetivos abordados en la investigación
en psicoterapia. A continuación, se desarrollan los mismos:
Reducción
de síntomas.
La literatura indica que la reducción de los síntomas
puede verse como el objetivo central de la psicoterapia. Centenares
de estudios han examinado los efectos de las mismas para los
trastornos mentales centrándose en la reducción de los
síntomas como resultado primario (Cuijpers, 2019). Además,
los estudios cualitativos también muestran que la reducción
de síntomas es uno de los resultados más importantes
desde el punto de vista de los pacientes (Binder et al., 2010). El
interés de la investigación sobre la reducción
de los síntomas está relacionado en parte con la amplia
aceptación del DSM y la CIE, que han estado dominando el campo
de la investigación en salud mental en los últimos 50
años (Lilienfeld & Treadway, 2016).
Esta
perspectiva, sin embargo, presenta algunas dificultades. Al examinar
los efectos de la psicoterapia sobre los síntomas, surgen
ciertas dificultades al observar una variabilidad considerable en los
instrumentos utilizados para medir el cambio. Otro problema es si los
síntomas deben evaluarse a través de instrumentos de
autoinforme o por los profesionales. Los resultados evaluados por los
pacientes son más realistas que los calificados por los
terapeutas. Ya que estos últimos sobrevalúan los
resultados de la psicoterapia (Walfish et al., 2012). Además,
no hay consenso sobre si la reducción de los síntomas
debe considerarse o no como el resultado central de la psicoterapia
(Cuijpers, 2019).
Objetivos
definidos por los consultantes.
Por lo general, los pacientes no solo acuden a terapia para obtener
alivio de los síntomas, sino también para abordar otros
problemas como, por ejemplo, llevarse mejor con la pareja, con los
padres, problemas laborales y otros. Desde el metamodelo contextual
de Wampold (2015) abordar los problemas del paciente puede
considerarse como uno de los principales objetivos de la terapia.
Existe
una larga tradición de investigación centrada en
problemas personales que se remonta a la década de 1960. Se
han desarrollado varias medidas estandarizadas para examinar los
objetivos que son relevantes desde la perspectiva del paciente. En
este contexto, la diferencia entre las medidas de resultado
nomotéticas e idiográficas es relevante. Por un lado,
la mayoría de las medidas de resultado basadas en síntomas
son nomotéticas y por otro, las medidas idiográficas se
basan en las características y puntos de vista únicos
del paciente (Cuijpers, 2019).
La
iniciativa del paciente de trabajar con objetivos trae aparejado
ventajas para la práctica clínica, como centrar la
atención del terapeuta en los temas propuestos y aumentar la
influencia de los pacientes en la configuración de la
planificación terapéutica (McLeod, 2011).
Calidad
de vida.
Existe un consenso cada vez mayor de que la investigación en
psicoterapia y los tratamientos deberían considerar como uno
de los objetivos mejorar la calidad de vida (Saarni et al., 2007).
Esta es definida como una construcción que implica dimensiones
física, psicológica y social de la salud; y
subdimensiones como las relaciones sociales, las capacidades físicas,
el funcionamiento de la salud mental, el desempeño de roles y
la participación en las actividades diarias (Urzúa,
2010). La calidad de vida también abarca áreas más
concretas, como el nivel de ingresos, el empleo y la situación
de la vivienda (Cuijpers, 2019).
Mediadores.
Aunque la mayor parte de la investigación en psicoterapias se
ha centrado en los síntomas de los trastornos como resultado,
los psicoterapeutas de diferentes escuelas tienen puntos de vista muy
diversos sobre cómo se realizan estas mejoras. Así, la
terapia cognitivo conductual se enfoca en cambiar sesgos; las
terapias psicodinámicas asumen que la psicopatología
está relacionada con la calidad de las relaciones de apego
tempranas de la persona y con experiencias significativas de la
infancia; y desde modelos integrativos se piensa en factores comunes
como principios activos del cambio (Bowlby, 2005; Wampold, 2015).
Resultados
negativos.
Los efectos negativos son un tipo específico de objetivos, en
el sentido de que deben evitarse en lugar de realizarse. Existe un
consenso en el campo de la investigación en psicoterapia que
los efectos negativos deben examinarse mejor y que en su mayoría
han sido descuidados en gran parte de la investigación hasta
ahora (Barlow, 2010).
Dentro
de los resultados negativos se han incluido un mayor riesgo de
deterioro durante la terapia y eventos adversos graves, falta de
respuesta y el abandono prematuro, entre otros (Cuijpers, 2019;
Cuijpers et al., 2018). La investigación sistemática
sobre los efectos negativos de las psicoterapias es bastante
reciente.
Resultados
costo/utilidad.
En estos estudios los resultados de las terapias a menudo se miden
mediante análisis de costo-utilidad o análisis de
costo-efectividad (Ophuis et al., 2017). Por ejemplo, en reciente
estudio en contexto estadounidense, en un periodo temporal de cinco
años, la terapia cognitivo-conductual fue rentable en
comparación con los antidepresivos de segunda generación
(Dobrescu et al., 2023).
Actualmente,
la mayor parte de la investigación se centra en la
sintomatología de los trastornos mentales, pero se podría
argumentar fácilmente que los pacientes deberían tener
una voz más fuerte para decidir cuáles son los
resultados más importantes. Los pacientes son los que padecen
trastornos mentales y, mientras no sepamos exactamente cuáles
son estos trastornos o cuáles pueden ser sus causas, debemos
confiar en quienes los padecen para decidir qué resultados
deben tener prioridad (Cuijpers, 2019).
La
importancia de los objetivos
La
evidencia sugiere cinco formas particulares en las que los
sentimientos placenteros o displacenteros tienden a estar
relacionados con sus objetivos.
1.La
conciencia de que uno tiene objetivos y la creencia de que son
significativos e importantes está asociada con el bienestar
(Little, Salmela-Aro, & Phillips, 2007).
2.Las
personas tienden a experimentar afecto positivo cuando sienten que
sus objetivos son alcanzables. Se sienten mejor si creen que tendrán
éxito en el logro de metas importantes; y si sienten tener
control, apoyo y oportunidades para trabajar hacia su realización
(Brunstein, 1993).
3.El
progreso hacia los objetivos, es decir, la percepción
subjetiva de avanzar hacia ellos, también tiende a mejorar los
sentimientos de bienestar y afecto positivo (Wiese, 2007).
4.El
afecto positivo puede estar relacionado con la tasa de progreso hacia
las metas. Carver y Scheier (2012) han planteado la hipótesis
de que las personas experimentarán afecto positivo cuando se
mueven hacia sus objetivos a un ritmo superior al estándar,
afecto negativo cuando el ritmo es inferior al estándar.
5.Las
personas tienden a sentirse bien cuando logran sus metas (Wiese,
2007).
En
síntesis, las personas tienden a experimentar afecto positivo
cuando están orientadas hacia metas, las ven como realizables,
sienten que están progresando hacia ellas (preferiblemente a
un ritmo más rápido de lo esperado) y, finalmente, las
alcanzan.
Evidencia
sobre el acuerdo de objetivos en psicoterapia
Duncan
y Reese (2015) enfatizan la importancia del establecimiento
colaborativo de objetivos en psicoterapia entre consultante y
psicoterapeuta. La colaboración involucra al paciente a
participar activamente en la elección de los objetivos de la
psicoterapia, lo que lo moviliza a trabajar hacia lo que ha elegido,
aumentando así su motivación para el tratamiento
(Tryon, 2018). Goldman y colaboradores (2013) descubrieron que los
consultantes tienen más confianza en el proceso terapéutico
cuando los terapeutas colaboran con ellos para establecer los
objetivos en la terapia y para definir su curso.
El
acuerdo de objetivos se asocia con sesiones de psicoterapia más
profundas, significativas, fluidas y positivas. El desacuerdo entre
el consultante y el terapeuta sobre los objetivos hará más
difícil el trabajo para lograr un resultado positivo, porque
hay dudas por parte del consultante, del terapeuta o de ambos sobre
la dirección que debería tomar la sesión (Tryon,
2018).
Cooper
y McLeod (2007) han enfatizado la importancia de una revisión
y evaluación continua y colaborativa de los objetivos a lo
largo de la psicoterapia. La evidencia sugiere que cuando los
psicoterapeutas cambian sus objetivos durante el curso de la
psicoterapia sin el acuerdo de los consultantes, el resultado del
tratamiento se ve afectado negativamente (Schulte-Bahrenberg &
Schulte, 1993).
Tryon
y Winograd (2011) examinaron la relación entre el consenso de
objetivos consultante-psicoterapeuta y el resultado de la
psicoterapia mediante un metanálisis. Encontraron que el
acuerdo de objetivos del psicoterapeuta con el consultante está
relacionado con mejores resultados. Otro estudio metaanalítico
que examinó la relación entre el seguimiento del
progreso de los objetivos y el resultado de la psicoterapia, sugiere
que los tratamientos que incluyen el seguimiento de objetivos se
asocian con mejores resultados para una variedad de problemáticas
(Harkin et al., 2016).
Una
de las principales razones para participar en el establecimiento
colaborativo de objetivos es establecer un punto final del proceso
terapéutico (Tryon, 2018). Este punto final es establecido una
vez finalizado el proceso de evaluación inicial, permitiéndole
al consultante pensar el costo beneficio del mismo.
En
síntesis, el acuerdo de objetivos al inicio de la psicoterapia
involucra más al consultante en el proceso, hace que las
sesiones sean más profundas, le permite pensar al paciente
desde el inicio que el proceso tendrá un final y mejora los
resultados. Además, el seguimiento rutinario de los mismos a
lo largo del proceso favorece la consecución de los mismos.
Acuerdo de objetivos y seguimiento de los mismos son dos principios a
tener en cuenta en una psicoterapia basada en evidencia.
Evaluación
de Objetivos en Psicoterapia
Existen
dos maneras de evaluar la búsqueda de objetivos en
psicoterapia. El método idiográfico que obtiene
descripciones individuales de los consultantes sobre su
comportamiento o experiencias internas; y el enfoque nomotético
que utiliza cuestionarios estandarizados en el que los consultantes
ponderan ítems determinados. Las respuestas idiográficas
proporcionan información rica e individualizada, pero
dificultan las comparaciones entre diferentes individuos. Por el
contrario, el enfoque nomotético pierde información
individualizada valiosa, pero se presta fácilmente a
comparaciones entre individuos (Cox & Klinger, 2023).
Hasta
la fecha, los sistemas de monitorización sistemática de
resultados (ROM por sus siglas en inglés) se han basado casi
exclusivamente en medidas nomotéticas de resultado informadas
por el paciente (Cooper & Xu, 2023). ROM tiene el potencial de
cumplir funciones claves: primero, puede proporcionar evidencia sobre
los resultados de diferentes servicios y tratamientos; segundo, tiene
el potencial de mejorar el progreso de la terapia. La evidencia
sugiere que proporcionar a los terapeutas retroalimentación
sobre el progreso del consultante usando medidas específicas
produce mejoras positivas en los resultados, particularmente para los
consultantes que "no están encaminados" (De Jong
et al., 2021; Lutz et al., 2021). Además puede mejorar las
experiencias de los pacientes en el proceso terapéutico:
ayudándolos, por ejemplo, a sentirse más conscientes de
sus problemas u objetivos (Di Malta et al., 2019). Sin embargo, es
posible que este tipo de evaluación no capture los cambios
específicos que son de mayor importancia para pacientes
individuales, o las diferencias en cómo se interpretan los
elementos particulares de las escalas (Krause et al., 2019; Sales et
al., 2022). Un enfoque alternativo, por lo tanto, es el uso de una
monitorización sistemática de resultados ideográficos.
Aquí, los pacientes construyen y califican el progreso en
función de sus propios objetivos, dentro de un formato de
cuestionario estandarizado (Di Malta et al., 2019; Sales et al.,
2022).
Objetivos
y retroalimentación
El
enfoque 'centrado en el consultante' para la medición
de resultados captura los procesos de cambio complejos que son de
mayor relevancia para los individuos, y es más consistente con
la realidad clínica del trabajo psicoterapéutico (Sales
& Alves, 2016). Esto puede ser importante ya que la investigación
indica que los consultantes con diagnósticos similares pueden
querer cosas muy diferentes de la psicoterapia (Rajkarnikar, 2009).
Las
medidas de resultado idiográficas toman una de dos formas:
centradas en el problema y centradas en el objetivo. Las medidas
centradas en problemas invitan a los consultantes a identificar los
problemas, las dificultades o las preocupaciones que desean superar y
luego calificar la magnitud de estos problemas. Por el contrario, las
medidas centradas en objetivos invitan a los consultantes a
identificar los objetivos por los que les gustaría esforzarse
y luego evaluar el grado en que los han logrado. Las herramientas
idiográficas proporcionan un enfoque complementario a las
escalas nomotéticas, combinando establecer resultados
individualmente con calificaciones de progreso estandarizadas. La
evidencia sugiere que las medidas ideográficas centradas en
objetivos pueden facilitar particularmente el progreso del paciente
(Lloyd et al., 2019).
Lloyd
y colaboradores (2019) realizaron una revisión sistemática
sobre escalas ideográficas centradas en objetivos, utilizadas
en la psicoterapia. Como resultado identificaron nueve escalas que
clasificaron en herramientas multidimensionales, formularios de
calificación breves y escalas de logro de objetivos. A
continuación, se describen brevemente.
Escala
de logro de objetivos
(Kiresuk & Sherman, 1968). Esta escala implica el establecimiento
y la calificación de los niveles esperados de resultados. Se
estima que toma 20 minutos, con un tiempo similar para la evaluación
posterior al tratamiento y de seguimiento. El procedimiento debe ser
dirigido por un profesional capacitado en colaboración con el
consultante. Se comienza con la identificación de temas
focales para el tratamiento. Luego se identifican al menos tres
objetivos y se elige un título breve para cada objetivo (por
ejemplo, mejorar las relaciones). A esto le sigue la selección
de un indicador para esa meta: "el comportamiento, estado
afectivo, habilidad o proceso que más claramente representa la
meta y puede usarse para indicar el progreso en el cumplimiento de la
meta". La siguiente etapa es establecer un resultado posterior
al tratamiento esperado para ese objetivo. A continuación, se
establecen dos niveles de resultado adicionales: "Mucho más
de lo esperado" y "Mucho menos de lo esperado".
Todo este proceso se repite con cada uno de los objetivos restantes.
Análisis
de proyectos personales (PPA,
por sus siglas en inglés) (Little, 1983).
En
la etapa inicial de obtención del PPA, se invita a los
consultantes a enumerar alrededor de 15 de sus 'proyectos'
actuales. Luego se les pide que tomen alrededor de 10 de los
proyectos más significativos y que evalúen cada uno
individualmente en escalas que van del 0 al 10. La matriz de
evaluación inicial tiene 17 escalas que se relacionan con las
calificaciones cognitivas, incluida la 'probabilidad de éxito'
de cada proyecto personal, y 10 escalas adicionales para las
calificaciones afectivas. El progreso del objetivo se puede capturar
específicamente con dimensiones de: 'probabilidad de
éxito', 'adecuación del tiempo' y
'progreso'.
Cuestionario
de entrevista (IntQ
por sus siglas en inglés) (Klinger, 1987). Los consultantes
deben enumerar y describir sus preocupaciones actuales en un
formulario en papel (p. ej., "Me siento solo"), luego
tienen que escribir una oración en cada una que incluya una
palabra de acción antes de cada preocupación (p. ej.
"Quiero tener más amigos'). El formulario se divide
en áreas básicas de la vida para garantizar que se
genere una amplia gama de preocupaciones de la vida, y los
consultantes clasifiquen posteriormente cada acción en
relación con nueve construcciones de objetivos (por ejemplo,
'compromiso', 'tiempo disponible'). Se evalúa
el progreso hacia la meta con 'probabilidad de éxito'
y 'cercanía al logro de la meta'.
Cuestionario
de Estructura Motivacional (MSQ,
por sus siglas en inglés) (Klinger y Cox, 1986).
Al
igual que el IntQ, el MSQ mide las motivaciones de los consultantes
para cambiar con respecto a objetivos particulares. El MSQ se
completa de manera similar al IntQ. Las estimaciones sugieren que el
MSQ puede tardar más de una hora en completarse. Se crea un
perfil motivacional para cada consultante. El MSQ se puede calificar
electrónicamente y puede requerir menos capacitación
profesional que el IntQ.
Inventario
de preocupaciones personales (PCI,
por sus siglas en inglés) (Cox & Klinger, 2000)No
está en referencias.
El PCI es una versión más sencilla y fácil de
usar del MSQ. El PCI se administra y completa de manera similar a
IntQ y MSQ. Se tarda aproximadamente una hora en completarse. Todas
las inquietudes y objetivos generados a través del PCI se
califican en escalas de 0 a 10.
Inventario
de Aspiraciones e Inquietudes Personales (PACI,
por sus siglas en inglés) (Cox y Klinger, 2011). El PACI es
una versión modificada del PCI, con varios cambios que hacen
que la medida esté más explícitamente orientada
hacia metas positivas de "aproximación". Al
comienzo del proceso se pide a los encuestados que consideren
aspiraciones y metas positivas, así como preocupaciones, que
escriban 'metas importantes' en cada área de la vida
y luego califiquen específicamente sus 'metas' en 14
dimensiones.
Escala
de evaluación de esfuerzos (SAS,
por sus siglas en inglés) (Emmons, 1986).
El
consultante genera hasta 15 esfuerzos personales. Cada esfuerzo se
puede calificar hasta en 15 dimensiones utilizando las escalas de
evaluación de esfuerzos.
Herramienta
de resultados basados en objetivos (GBO,
por sus siglas en inglés) (Law, 2011).
La
herramienta GBO es una escala de 11 puntos para calificar el progreso
del consultante en sus objetivos terapéuticos. Una vez que se
han establecido y registrado los objetivos en la hoja de registro de
GBO, su progreso se califica en una escala de 0 (no se cumplió
en absoluto) a 10 (se cumplió por completo). Se puede utilizar
la herramienta GBO para capturar el progreso de los objetivos en dos
puntos temporales distintos: el comienzo (T1) y el final de la
terapia (T2), o sesión por sesión.
Formulario
de objetivos (Cooper,
2014). Se
pide a los consultantes, en colaboración con su
psicoterapeuta, que identifiquen hasta siete metas para la terapia,
generalmente en una primera sesión de evaluación, y que
luego califique en una escala tipo Likert de 1 (no lograda en
absoluto) a 7 (completamente lograda). Luego, los objetivos acordados
se escriben en una copia digital del formulario y se imprimen, de
modo que los consultantes puedan calificar los mismos objetivos a
intervalos regulares, idealmente en cada sesión. En el
transcurso de la psicoterapia, los consultantes tienen la oportunidad
de eliminar, agregar o modificar objetivos; y la copia electrónica
del Formulario de objetivos se revisa en consecuencia.
Se
recomienda que las medidas de objetivos solo deben usarse en
asociación con una o más escalas nomotéticas, en
particular cuando existe el deseo de evaluar los resultados a nivel
de la población. A nivel individual, dicha combinación
también ayudaría a compensar algunas otras limitaciones
importantes actuales de las medidas de objetivos: la ausencia de
límites clínicos, la falta de normas de población
a las cuales se pueden comparar las puntuaciones de los consultantes
y las dificultades para contextualizar los problemas de los
consultantes a lo largo de los límites establecidos. Las
medidas nomotéticas también ayudarían a
garantizar que los problemas fuera del conocimiento de los
consultantes puedan identificarse y, cuando corresponda, abordarse.
Combinar el uso de estas medidas ayudaría a acumular evidencia
sobre la validez convergente de las medidas de objetivos (Jacob
et al., 2023; Lloyd et al., 2019).
A
tener en cuenta en la formulación de objetivos
Cooper
(2018), en función de la evidencia disponible menciona varias
características que deberían tener los objetivos para
estar bien formulados:
-Intrínseco:
clara y directamente relacionado con necesidades de orden superior,
como conectividad, autonomía o sentido de comunidad, en lugar
de depender de las actitudes o acciones de los demás.
-Efectivo:
implica la existencia de un medio creíble para lograr los
objetivos.
-Sinergético:
Relacionado a otros objetivos terapéuticos o, al menos, que no
haya conflicto con ellos.
-Aproximación:
búsqueda del logro de algo positivo, en lugar de evitar algo
negativo.
-Difícil:
desafiante para el consultante.
-Realista:
Alcanzable dentro del marco del tiempo terapéutico.
-Importante:
Es probable que los pacientes experimenten una mayor sensación
de logro si pueden trabajar para lograr metas importantes.
-Específico:
los pacientes pueden ser más capaces de lograr objetivos
específicos, concretos y simples (p. ej., 'actuar de manera
distinta con un amigo') en lugar de objetivos ambiguos, abstractos y
complejos (p. ej., 'Ser asertivo').
-Apoyado
en el contraste mental y las intenciones de implementación:
Hay evidencia de que ambos procesos pueden facilitar el logro de las
metas. Se debe alentar a los pacientes a pensar en lo que buscan,
contrastar esto con su situación actual; y desarrollar planes
concretos para progresar de 'A' a 'B'.
-Retroalimentación:
El monitoreo regular del logro de objetivos, ya sea de manera
informal o mediante medidas de logro de objetivos más
estructuradas, parece ser beneficioso.
-Consciente
del contexto social:
Es probable que las metas de los pacientes y su capacidad para
realizarlas dependan de su contexto social, cultural, interpersonal y
político. Estos factores deben tenerse en cuenta en términos
de lo que podría hacer que los objetivos sean alcanzables, y
también dónde pueden estar los puntos de influencia
para lograrlos.
Objetivos
terapéuticos y Ética
Partimos
del principio de que todo proceso psicoterapéutico debe
basarse en la transparencia y colaboración de las personas que
participan del mismo. La transparencia implica que el profesional
debe informar al consultante sobre cómo trabaja y sobre los
tratamientos disponibles para la problemática que lo trae a la
consulta. La colaboración implica el acuerdo de objetivos y
medios. Es así que existen argumentos éticos para
trabajar con objetivos. En Argentina, el reglamento de los derechos
del paciente 26.529 (2009), en el artículo 5 define el
Consentimiento Informado como la declaración de voluntad
suficiente efectuada por el paciente o por sus representantes legales
en su caso, emitida luego de recibir, por parte del profesional
interviniente, información clara, precisa y adecuada con
respecto a:
-Su
estado de salud
-El
procedimiento propuesto, con especificación de los objetivos
perseguidos
-Los
beneficios esperados del procedimiento
-Los
riesgos, molestias y efectos adversos previsibles
-La
especificación de los procedimientos alternativos y sus
riesgos, beneficios y perjuicios en relación con el
procedimiento propuesto
-Consecuencias
previsibles de la no realización del procedimiento propuesto o
de los alternativos especificados.
Así
mismo, la Ley de Salud Mental 26.657 (2010) en el artículo 7
describe los derechos de las personas con padecimiento mental,
incluyendo el derecho de recibir atención basado en
fundamentos científicos. Para que el consentimiento cumpla con
la característica de ser informado se debe explicitar los
objetivos de trabajo, cómo los recursos a implementar. El
acuerdo de objetivos conjuntamente con el consultante, como la
elección de los recursos disponibles por parte de ambos,
posibilita que el consultante decida voluntariamente. Esto lo
posiciona en el lugar de un agente activo en el proceso. Como
sostienen Cooper y Law (2018) No
está en referencias,
en un enfoque orientado por objetivos los deseos, esperanzas y
expectativas del consultante están en el centro del proceso
terapéutico. Convirtiéndose en agentes que toman
decisiones acerca de la dirección y el plan del tratamiento y
en la consecución de un futuro buscado.
Conclusión
Todo
ejercicio de la psicoterapia debe basarse en evidencia. En este
trabajo se abordó uno de los elementos de la alianza
terapéutica, el acuerdo de objetivos. Se intentó
brindar información basada en evidencia sobre la necesidad de
acordar los objetivos de la psicoterapia con los consultantes. Este
acuerdo permite empoderar al consultante, focalizar la atención
en los mismos, poder hacer un seguimiento del progreso de la terapia
y, por sobre todo, que el paciente pueda visualizar un final del
proceso al inicio del mismo. Acordar objetivos permite pensar en las
alternativas para su logro. Estas alternativas, medios y técnicas,
también deben ser consensuadas. Este acuerdo implica que el
paciente esté informado y pueda dar su consentimiento respecto
de lo que se busca y cómo lograrlo. Ningún
consentimiento es informado sin este acuerdo previo.
Referencias
Barlow,
D. H. (2010). Negative
effects from psychological treatments: a perspective. American
psychologist, 65(1),
13.
Binder,
P. E., Holgersen, H., & Nielsen, G. H. S. (2010). What is a "good
outcome" in psychotherapy? A qualitative exploration of former
patients' point of view. Psychotherapy
Research, 20(3),
285-294.
Bordin,
E. S. (1976). The generalization of the psychoanalytic concept of the
working alliance. Psychotherapy:
Theory, Reseach and Practice,
16, 252-260.
Bowlby,
J. (2005). A
secure base: Clinical applications of attachment theory (Vol.
393). Taylor & Francis.
Brunstein,
J. C. (1993). Personal goals and subjective well- being: A
longitudinal study. Journal
of Personality and Social Psychology,
65(5),
1061– 70. doi: 10.1037/0022- 3514.65.5.1061
Carver,
C. S., & Scheier, M. F. (2012). Cybernetic control processes and
the self- regulation of behavior. In R. M. Ryan (Ed.), The
Oxford handbook of human motivation (pp.
28– 42). Oxford University Press.
Cooper,
M. (2014). Strathclyde
pluralistic protocol.
University of Strathclyde.
Cooper,
M. (2018). The psychology of goals: A practice-friendly
review. Working
with goals in counselling and psychotherapy,
35-71.
Cooper,
M., & Law, D. (Eds.). (2018). Working
with goals in psychotherapy and counselling.
Oxford University Press.
Cooper,
M. & McLeod, J. (2007). A pluralistic framework for counselling
and psychotherapy: Implications for research. Counselling
and Psychotherapy Research,
7,
135– 43. doi: 10.1080/ 14733140701566282
Cooper,
M., & Xu, D. (2023). Goals Form: Reliability, validity, and
clinical utility of an idiographic goal‐focused measure for
routine outcome monitoring in psychotherapy. Journal
of Clinical Psychology, 79(3),
641-666.
Cox,
W. M., & Klinger, E. (2000). Personal
Concerns Inventory.
Unpublished questionnaire. Bangor University
Cox,
W. M., & Klinger, E. (2011). Measuring motivation: The
motivational structure questionnaire and personal concerns inventory
and their variants. In W. M. Cox, & E. Klinger (Eds.), Handbook
of motivational counseling (2nd
ed., pp. 159–204). Wiley.
Cox,
W. M., & Klinger, E. (2023). Assessing current concerns and goals
idiographically: A review of the Motivational Structure Questionnaire
family of instruments. Journal
of Clinical Psychology, 79(3),
667-682.
Cuijpers,
P. (2019). Targets and outcomes of psychotherapies for mental
disorders: an overview. World
Psychiatry, 18(3),
276-285.
Cuijpers,
P., Reijnders, M., & Huibers, M. J. (2019). The role of common
factors in psychotherapy outcomes. Annual
review of clinical psychology, 15,
207-231.
Cuijpers,
P., Reijnders, M., Karyotaki, E., de Wit, L., & Ebert, D. D.
(2018). Negative effects of psychotherapies for adult depression: A
meta-analysis of deterioration rates. Journal
of Affective Disorders, 239,
138-145.
De
Jong, K., Conijn, J. M., Gallagher, R., Reshetnikova, A. S., Heij,
M., & Lutz, M. C. (2021). Using progress feedback to improve
outcomes and reduce drop-out, treatment duration, and deterioration:
A multilevel meta-analysis. Clinical
Psychology Review,
85, 102002. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2021.102002
Di
Malta, G. S., Oddli, H. W., & Cooper, M. (2019). From intention
to action: A mixed methods study of clients' experiences of
goal‐oriented practices. Journal
of Clinical Psychology, 75(10),
1770–1789. https://doi.org/10.1002/jclp.22821
Dobrescu,
A., Chapman, A., Affengruber, L., Persad, E., Toromanova, A., Wagner,
G., ... & Gartlehner, G. (2023). Cost-Effectiveness of First-and
Second-Step Treatment Strategies for Major Depressive Disorder: A
Rapid Review. Annals
of Internal Medicine, 176(2),
212-216.
Duncan,
B. L., & Reese, R. J. (2015). The Partners for Change Outcome
Management System: Revisiting the client's frame of reference.
Psychotherapy,
52,
391- 401.doi: 10.1037/ pst0000026
Emmons,
R. A. (1986). Personal strivings: An approach to personality
andsubjective well‐being. Journal
of Personality and Social Psychology,
51(5),
1058–1068. https://doi.org/10.1037/0022-3514.51.5.1058
Goldman,
R. E., Hilsenroth, M. E., Owen, J. J., & Gold, J. R. (2013).
Psychotherapy and alliance: Use of cognitive- behavioral techniques
within a short- term psychodynamic treatment model. Journal
of Psychotherapy Integration,
23,
373– 85. doi: 10.1037/a0034363
Harkin,
B., Webb, T. L., Chang, B. P. I., Prestwich, A., Conner, M., Kellar,
I., Benn, Y., & Sheeran, P. (2016). Does monitoring goal progress
promote goal attainment? A metanalysis of the experimental evidence.
Psychological
Bulletin,
142,
198– 229. doi: 10.1037/bul0000025
Jacob,
J., Edbrooke‐Childs, J., Costa da Silva, L., & Law, D.
(2023). Notes from the youth mental health field: Using movement
towards goals as a potential indicator of service change and quality
improvement. Journal
of Clinical Psychology, 79(3),
697-710.
Kiresuk,
T. J., & Sherman, R. E. (1968). Goal attainment scaling: A
general method for evaluating comprehensive community mental health
programs. Community
Mental Health Journal,
4(6),
443–453. https://doi.org/10.1007/bf01530764
Klinger,
E. (1987). The interview questionnaire technique: Reliabilityand
validity of a mixed idiographic‐nomothetic measure of
motivation. In J. N. Butcher, & C. D. Spielberger (Eds.),
Advances
in personality assessment (Vol.
6, pp. 31–48). Lawrence Erlbaum Associates Inc.
Klinger,
E., & Cox, W. M. (1986). Motivational predictors of alcoholics'
responses to inpatient treatment. Advances
in Alcohol and Substance Abuse,
6(1),
35–44. https://doi.org/10.1300/J251v06n01_03
Krause,
K. R., Bear, H. A., Edbrooke‐Childs, J., & Wolpert, M.
(2019). Review: What outcomes count? Outcomes measured for adolescent
depression between 2007 and 2017. Journal
of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, 58(1),
61–71. https://doi.org/10.1016/j.jaac.2018.07.893
Law,
D. (2011). Goals
and goal based outcomes (GBOs): Some useful information.
CAMHS Press. Retrieved from
https://www.ucl.ac.uk/ebpu/docs/publication_files/GBOs_Booklet
Ley
26.529 (2009). Derechos del paciente en su relación con los
profesionales e instituciones de salud.
Ley
de Salud Mental No. 26.657. (2010). Diario Oficial de la República
Argentina.
Lilienfeld,
S. O., & Treadway, M. T. (2016). Clashing diagnostic approaches:
DSM-ICD versus RDoC. Annual
review of clinical psychology,
12, 435-463.
Little,
B. R. (1983). Personal projects: A rationale and method for
investigation. Environment
and Behavior,
15(3),
273–309. https://doi.org/10.1177/0013916583153002
B.
R. Little, B.R., Salmela- Aro, K. & Phillips, S.D. (Eds.),
Personal
project pursuit: Goals, action, and human flourishing. (pp.
301– 28). Lawrence Erlbaum Associates Publishers.
Lloyd,
C. E., Duncan, C., & Cooper, M. (2019). Goal measures for
psychotherapy: A systematic review of self‐report, idiographic
instruments. Clinical
Psychology: Science and Practice, 26(3).
Lutz,
W., De Jong, K., Rubel, J. A., & Delgadillo, J. (2021).
Measuring, predicting, and tracking change in psychotherapy. In M.
Barkham, W. Lutz, & L. G. Castonguay (Eds.), Bergin and
Garfield's handbook of psychotherapy and behavior change (7th
ed., pp. 89–133). Wiley.
McLeod,
J. (2011). Qualitative research in counselling and psychotherapy.
Qualitative
research in counselling and psychotherapy,
1-352.
Ophuis,
R. H., Lokkerbol, J., Heemskerk, S. C., van Balkom, A. J.,
Hiligsmann, M., & Evers, S. M. (2017). Cost-effectiveness of
interventions for treating anxiety disorders: A systematic
review. Journal
of affective disorders, 210,
1-13.
Rajkarnikar,
K. (2009). Assessment
of social anxiety clients' symptoms: What do they really
represent?
University of Strathclyde/Glasgow Caledonian University.
Saarni,
S. I., Suvisaari, J., Sintonen, H., Pirkola, S., Koskinen, S.,
Aromaa, A., & Lönnqvist, J. (2007). Impact of psychiatric
disorders on health-related quality of life: general population
survey. The
British journal of psychiatry, 190(4),
326-332.
Sales,
C., & Alves, P. C. (2016). Patient‐centered assessment in
psychotherapy: A review of individualized tools. Clinical
Psychology: Science and Practice,
23(3),
265–283.https://doi.org/10.1111/
cpsp.12162
Sales,
C., Ashworth, M., Ayis, S., Barkham, M., Edbrooke-Childs, J., Faísca,
L., Jacob, J., Xu, D., & Cooper, M. (2022). Idiographic patient
reported outcome measures (IPROMs) for routine outcome monitoring in
psychological therapies: Position paper. Journal
of Clinical Psychology, 79(3),
596–621. https://doi.org/10.1002/jclp.23319
Schulte-
Bahrenberg, T., & Schulte, D. (1993). Change of psychotherapy
goals as a process of resignation. Psychotherapy
Research,
3,
153– 65. doi: 10.1080/ 10503309312331333759
Tryon,
G. S. (2018). Goals and psychotherapy research. In Working
with goals in counselling and psychotherapy,
87-109.
Tryon,
G. S., & Winograd, G. (2011). Goal consensus and collaboration.
Psychotherapy,
48, 50– 7. doi: 10.1037/ a0022061
Urzúa
A. (2010) Calidad de vida relacionada con la salud: Elementos
conceptuales. Rev
Med Chile;138(3):
358-365. http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872010000300017
Walfish,
S., McAlister, B., O'Donnell, P., & Lambert, M. J. (2012).
An investigation of self-assessment bias in mental health providers.
Psychological
Reports, 110(2),
639–644.https://doi.org/10.2466/02.07.17
Wampold,
B. E. (2015). How important are the common factors in psychotherapy?
An update. World
psychiatry, 14(3),
270-277.
Wiese,
B. S. (2007). Successful pursuit of personal goals and subjective
well- being. In B. R. Little, K. Salmela- Aro & S. D. Phillips
(Eds.), Personal
project pursuit: Goals, action, and human flourishing. (pp.
301– 28). Lawrence Erlbaum Associates Publishers.