Enrique Eduardo Krapf, nació en Nuremberg, Alemania el 4 de julio de 1901 y falleció en Ginebra, Suiza, el 9 de diciembre de 1963. Fue conocido indistintamente como Enrique Eduardo Krapf o Eduardo Enrique Krapf. Tal confusión, motivó a que en 1936, ya residente en Argentina, tramitara una Información Sumaria en el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil de Buenos Aires, a cargo del juez Eduardo Rojas, quien estableció que más allá del orden de los nombres, se trataba de una misma y única persona (Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1934-1963). Era hijo de Juan Enrique Krapf (1874-1935), también médico y de Ana Adelaida Haase, pertenecientes a una familia de la alta burguesía judía, que se suponía bien asimilada en la Alemania del cambio del siglo (Carofile, 2001). Krapf estudió en el Gymnasyum Kayser-Friedrich, una de los tantas instituciones célebres del nivel elevado de la escuela secundaria preparatoria para la universidad en Alemania (Ringer, 1995). Cursó sus estudios universitarios en la Universidad de Leipzig, en los tiempos en que el célebre Wilhelm Wundt era rector, recibiéndose de médico en 1923, con 22 años de edad (Dalma, 1963). Su tesis doctoral, “Los síntomas catatónicos en la locura maníaco-depresiva” evidenciaba su interés en la tradición psiquiátrica krapeliniana (Carofile, 2000, 2001). En 1924 ingresó como Practicante (medizinalpraktikant) en la Clínica Neurológica de la Facultad de Ciencias Médicas de Hamburgo donde trabajaría con el Profesor Max Nonne, uno de los principales organizadores del campo de la neurología, autor de Syphilis und Nervensystem (1902/1921), que había sido traducida a varios idiomas, entre ellos el castellano (Nonne, 1924; Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1934-1963). La necrológica que escribió Krapf en ocasión de la muerte de Nonne, testimonia su deuda con él (Krapf, 1959a).
En 1926 obtuvo el cargo de Médico Interno de la Clínica Neuropsiquiátrica de la Facultad de Ciencias Médicas de Munich, dirigida por el Profesor Oswald Bumke, institución en la que, al año siguiente se convertiría en Jefe de Clínica de la Cátedra de Psiquiatría y Neurología (Krapf, 1948a).
En 1928 fue nombrado Médico Agregado Extranjero de la Cátedra de Clínica Neurológica de la Facultad de Ciencias Médicas de París que dirigía el Profesor Guillain y en 1929 regresaría a su antiguo cargo de Jefe de Clínica de la Cátedra de Psiquiatría y Neurología de la Universidad de Munich. En 1933 se convertiría en Privatdozent de Psiquiatría y Neurología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Colonia en donde funcionaría como Jefe de los Consultorios Externos (Krapf, 1948a).
La vida en Alemania era sumamente compleja para un médico liberal y judío. En el mismo año en que Krapf obtenía su doctorado, el 8 y 9 de noviembre de 1923, Hitler, el general Ludendorff y alrededor de 1000 partidarios del nazismo, llevaron a cabo el putsch de Munich (Ramos-Oliveira, 1973). A pesar del fracaso de aquel intento, el mismo año en que era designado Privatdozent en Colonia, Hitler era designado canciller de Alemania luego del triunfo electoral de 1932. El punto 4 del programa de 25 puntos del Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán, explícitamente sostenía que “sólo el individuo alemán puede ser ciudadano. Sólo el que lleva sangre en las venas puede ser súbdito alemán. Así, los judíos no pueden ser ciudadanos alemanes” (Ramos-Oliveira, 1973, tomo 2, p. 13). El 7 de abril de 1933 se sancionó la ley por la cual se excluía a los judíos de la administración pública y de las universidades.
Krapf abandonó Alemania y luego de una breve estadía en París y Londres (Goldenberg, 1963), según sus propias palabras, tomó la decisión de “adoptar la ciudadanía argentina como un homenaje al país generoso en el pienso habitar en adelante” (Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1934, fs. 1). Krapf ya había visitado en 1926 a raíz de un convenio entre la Clínica Neurológica dirigida por Nonne en el Hospital General de Hamburgo y el Hospital Alemán de Buenos Aires (Carofile, 2001).
En Argentina, las sociedades mutuales por connacionalidad fueron promotoras y financiadoras del sistema de salud, además del propio Estado (Katz & Muñoz, 1988). Ello se debió al creciente flujo migratorio que recibió Argentina desde los tiempos de la Organización Nacional. Entre 1895 y 1924, aproximadamente uno de cada cuatro habitantes en el país eran extranjeros. En tal contexto, en la época de la visita de Krapf al país, había 47.094 alemanes en Argentina (Jackisch, 1989).
Hasta la llegada de Hitler al poder, la comunidad de origen judeo-alemana en Argentina era pequeña y compartía las mismas instituciones que la comunidad alemana aria, ya fuera protestante o católica: la misma escuela de lengua alemana, el mismo cementerio, los dos únicos clubes de la comunidad y el mismo Hospital Alemán (Schwarcz, 1991). Es decir, en el Hospital Alemán de Buenos Aires recibían atención los ciudadanos alemanes y sus descendientes, ya fueran judíos, católicos o protestantes, en su gran mayoría perteneciente a sectores de altos ingresos al mismo tiempo que influyentes socialmente. En esa institución, Krapf conoció a la que luego sería su esposa, el 20 de septiembre de 1926, Margarita Elene Hirsch y a algunos de sus amigos en el país, Máximo Lange y Juan Alemann, entre otros (Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1934-1963).
Ya radicado en Argentina, el 19 de febrero de 1934 se inscribió como estudiante de la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires. Ente 1935, y 1936 cursó materias en la Universidad de Buenos Aires y también en la de La Plata, y el 22 de noviembre de 1937 presentó su tesis doctoral, La influencia del ritmo estacional sobre la frecuencia de las enfermedades mentales, dirigida por Gonzalo Bosch. El tribunal que la evaluó y aprobó estaba integrado por Nerio Rojas y Luis Esteves Balado (Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1937). En su tesis, Krapf realizó uno de los primeros estudios empíricos en el hemisferio sur tendientes a determinar la importancia de la variable estacional en las enfermedades mentales, partiendo de los estudios realizados por Esquirol, a quien consideraba “el padre de la psiquiatría moderna” (Krapf, 1937, p. 15). Esquirol había observado en el Hospicio de La Salpetrière, que los registros de internación entre 1806 y 1814, siempre se habían incrementado entre mayo y agosto, es decir durante la primavera y el verano del hemisferio norte (Krapf, 1937).
Luego de obtener un segundo título de médico, comenzó a trabajar en el Hospicio de las Mercedes con Gonzalo Bosch. En 1937 fue designado Médico Agregado, en 1938 Jefe Interino del Servicio de Admisión del Hospicio y en 1939 Jefe de Servicio del Hospicio (Krapf, 1948a). Desde 1938 participó desde el primer número en el grupo editor de la revista Index de Neurología y Psiquiatría (Klappenbach, 2016). Al mismo tiempo recibió distinciones internacionales, entre ellas, la incorporación como Médico Agregado Extranjero de la Cátedra de Clínica Psiquiátrica de la Facultad de Ciencias Médicas de Londres, dirigida por el Profesor Maphoter y Fellow de la Sociedad de Medicina de Londres (Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1934-1963).
En la década de 1940 Krapf comenzó a ser una personalidad destacada en el campo de la neuropsiquiatría, el psicoanálisis y la psicología. En el campo de la psiquiatría, en 1941 fue nombrado Adscripto a la Cátedra de Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Buenos Aires, en 1947 Docente Libre de Clínica Psiquiátrica y en 1949 Profesor Adjunto de la misma materia.
La relación de Krapf con el psicoanálisis merece destacarse porque ha sido descuidada, cuando no ignorada, en la bibliografía secundaria tradicional sobre el tema, con la excepción de Mariano Plotkin, quien reconoce que Krapf fue miembro de la Liga Argentina de Higiene Mental junto con Pichon Rivière. Pichon-Rivière y Krapf introdujeron el psicoanálisis en las prácticas en el Hospicio de las Mercedes hacia finales de la década de 1930 (Plotkin, 2001). Plotkin inclusive reconoce la importancia de Krapf en la difusión del psicoanálisis, por su familiaridad con la lengua alemana y concluye afirmando que Krapf fue uno de los primeros psiquiatras en introducir con rigurosidad técnicas psicoanalíticas en el Hospicio (Plotkin, 2001). También Mauricio Goldenberg (1963) reconocía que Krapf había sido uno de los pocos psiquiatras de con una “gran formación anátomo-clínica, neurológica y fenomenológica” que había decidido realizar toda la formación psicoanalítica.
Entre el 7 y 15 de septiembre de 1938, se desarrolló en Río de Janeiro el Primer Congreso Interamericano de Medicina al que asistieron prácticamente todos los miembros de la APA. En la oportunidad, Krapf presentó dos trabajos: “Aspecto psicoanalítico de algunos trastornos del embarazo” y “Esterilidad psicógena”. Finalmente, Enrique Krapf se incorporó como socio adherente de la institución en 1947, al mismo tiempo que al Comité de Redacción de la Revista de Psicoanálisis (Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1934-1963).
Hemos señalado que desde el punto de vista cronológico, Krapf fue el décimo psicoanalista de la argentina, antes inclusive que Arminda Aberastury (Klappenbach, 2004). La Asociación Psicoanalítica Argentina había sido fundada en 1942 por los reconocidos seis pioneros, todos ellos miembros didactas: Enrique Pichon Rivière, Arnaldo Rascovsky, Ángel Garma, Celes Cáracamo, Marie Langer y Ferrari Hardoy. En 1945 se incorporó como didacta Luis Rascovsky y en 1946 Luisa Alvarez de Toledo y Alberto Tallaferro se convirtieron en miembros adherentes. En 1947, Krapf fue el único candidato que alcanzó a ser miembro adherente. Y recién en 1948 se convertirían en socias adherentes, personalidades como Arminda Aberastury, entonces esposa de Pichon Rivière, Matilde Wencelblatt, esposa de Arnaldo Rascovsky, Enrique Racker y Teodoro Schlossberg (Asociación Psicoanalítica Argentina, 1982).
Enrique Krapf continuó siempre en la APA. En 1950, se transformó en miembro titular y entre mayo de 1952 y mayo de 1953, fue Tesorero de la Asociación Psicoanalítica Argentina (Asociación Psicoanalítica Argentina, 1982).
Por otro lado, Krapf procuró articular su formación psicoanalítica en el campo académico. En 1950 solicitó al Decano de la Facultad de Ciencias Médicas, Roque Izzo, la designación del personal que lo acompañaría en el dictado de su Curso Libre de Clínica Psiquiátrica. Krapf propuso seis docentes, dos de ellos reconocidos psicoanalistas: Celes Cárcamo y Luis Rascovsky, ambos miembros didactas de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Los seis docentes fueron aprobados por la institución, aun cuando Krapf hacía notar que si bien los dos psicoanalistas carecían de título doctoral, las tesis estaban en vías de ejecución (Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1950).
Enrique Krapf, entonces, mantuvo su vinculación al psicoanálisis durante casi dos décadas. Cuando se llamó a concurso el cargo de Profesor Titular de Clínica Psiquiátrica en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, en 1956, Krapf presentó, como se exigía entonces, los “Antecedentes, títulos y trabajos”. En la Nota que dirigió al Delegado Interventor de la Facultad, el renombrado especialista en medicina legal Nerio Rojas, exponía las razones por las cuales consideraba que estaba en condiciones de acceder a dicho cargo y sintetizaba su trayectoria profesional y académica: “...tuve la oportunidad de formarme no sólo en psiquiatría clínica, sino también en psicología académica y médica y psicoanálisis, medicina psicosomática, higiene mental y clínica neurológica” (Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1934-1963, foja sin numerar). Y en ese contexto, su aproximación al campo de la psicosomática evidenciaba también su deuda con el psicoanálisis (Krapf, 1948b).
Porque, aunque sea menos conocido, también Enrique Krapf se interesó por la psicología. Desde ya, Krapf articulaba el campo de la neuropsiquiatría, la psicología y la salud mental. En su opinión, la psiquiatría compartía algunos de sus pilares con la psicología y la neurología (Krapf, 1961) y enfatizaba la necesidad de que la psiquiatría preventiva tuviera “una orientación prevalentemente psicológica y sociológica” (Krapf, 1951a, p. 320). Por su parte, consideraba que el conocimiento psiquiátrico se apoyaba en dos frentes; por una parte, la investigación neurológica moderna; por la otra, la moderna psicología que “ha penetrado profundamente en la dinámica de la mente y, como consecuencia, fueron desarrollados nuevos métodos psicodiagnósticos y psicoterapéuticos que han incrementado enormemente nuestro entendimiento del comportamiento humano y nuestra habilidad para modificarlo” (Krapf, 1961, p. 10).
Por su parte, sus membrecías incluían la Liga Argentina de Higiene Mental, miembro desde 1936; la Sociedad de Historia de la Medicina y la Asociación Médica Argentina, ambas desde 1937; la Sociedad de Neurología y Psiquiatría desde 1938 y la Sociedad de Psicología de Buenos Aires desde 1940 y en la cual fue vocal de la Comisión Directiva en 1942 (Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Médicas, 1934-1963).
La Sociedad de Psicología de Buenos Aires había sido reorganizada por Enrique Mouchet en 1930. Tuvo una intensa actividad hasta 1945, decaería desde entonces, y volvió a ser reorganizada en 1956, otra vez por Enrique Mouchet, aunque entonces con el antiguo nombre de Sociedad Argentina de Psicología (Foradori, 1968). Enrique Eduardo Krapf expuso trabajos en distintas sesiones de la Sociedad de Psicología de Buenos Aires. El 17 de octubre de 1941 disertó sobre “El problema del sueño” y el 12 de agosto de 1943 sobre “Las personalidades psicopáticas (disfrénicas)”.
Asimismo, Krapf dictó durante cuatro años consecutivos, entre 1947 y 1950 un curso de Psicología Médica que formaba parte del Curso de Especialización para Médicos Psiquiatras que había organizado Osvaldo Loudet (Loudet & Loudet, 1971). Krapf consideraba que para el médico, la psicología médica constituía una ciencia tan básica como la anatomía y la fisiología (Krapf, 1956). En dichos cursos, Krapf integraba enfoques de distinto origen en su concepción de los fenómenos psíquicos, entre ellos psicoanalíticos, aunque también concepciones filosóficas de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino (Krapf, 1943), las cuales enfatizaban “la unidad esencial de la persona humana” (Krapf, 1959b, p. 13). También en 1949 había dictado un curso sobre “Evolución de la personalidad humana”. Se ha señalado que precisamente su mayor preocupación era el de la persona (Klappenbach, 2004), en una dirección cercana al personalismo de Stern, sobre todo por su énfasis en los fines que guían el comportamiento humano (Carpintero, 1996). Lo cual no debería sorprender ya que ambos, Stern y Krapf habían abandonado Alemania en 1933 y formaban parte de una constelación de científicos e intelectuales que frente a los horrores del nazismo, subrayaron el lugar central de la dignidad de la persona humana (Klappenbach, 2004).
En 1951, durante el IV Congreso Internacional de Salud Mental reunido en México, Kraft contribuyó a la organización de la Sociedad Interamericana de Psicología, de la cual fue elegido primer Presidente (Klappenbach, 2004). Krapf consideraba que las nuevas orientaciones en higiene mental requerían la formación de psicólogos, además de visitadoras sociales, enfermeros psiquiátricos o psiquiatras (Krapf, 1951b).
Krapf cada vez más se involucró en actividades y proyectos internacionales. En 1948 participó en Londres del Tercer Congreso Internacional de Salud Mental que condujo a la transformación del antiguo International Committe for Mental Health (Comité Internacional de Higiene Mental) que había organizado Clifford Beers en la World Federation for Mental Health (Federación Mundial para la Salud Mental) (Brody, 2004). Integró el Comité Ejecutivo de la Federación primero como Vicepresidente en 1951 y luego como Presidente en 1952. Entre 1956 y 1957 fue Presidente de la institución y el único argentino en presidir la Federación hasta que recientemente fuera elegido Presidente Alberto Trímboli para el período 2017-2019 (World Federation for Mental Health, 2019). Al mismo tiempo, tuvo una destacada actuación en la recién organizada Organización Mundial de la Salud. En 1949 había sido nombrado Consultor Experto en Higiene Mental de la Organización Mundial de la Salud para el Gobierno de la República Filipina. En 1952 fue nombrado Miembro del cuadro de Expertos en Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud. En 1954, Delegado de la Federación Mundial para la Salud Mental en Ginebra. Finalmente, en 1957, fue nombrado Chief Medical Officer de la Sección de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud con sede en Ginebra. Por esa razón, permanecería en Ginebra hasta su muerte en 1963.
Referencias
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Lecturas recomendadas
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