Introducción
En Argentina en 2017 se registraron 704604 nacidos vivos, de los
cuales, 260885 (37%) fueron hijos de madres de entre 15 y 24 años
(Dirección de Estadísticas e Información de
Salud, 2017).
Entre los jóvenes de 18 a 24 años se observa la menor
percepción de riesgo acerca del consumo experimental u
ocasional de cocaína, en fumar tabaco o marihuana y en tomar
bebidas alcohólicas de manera frecuente (Secretaría de
Políticas Integrales sobre Drogas, 2017). La cocaína
junto con la marihuana, se encuentran entre las tasas más
altas de consumo en los sujetos de 18 a 24 años (Secretaría
de Políticas Integrales sobre Drogas, 2017). En relación
al consumo de alcohol, el estudio realizado en la Ciudad de Santa Fe
por el CONICET, evidencia que, de 614 embarazadas, 75,2% había
consumido durante la gestación y solo 30,6% realizó un
cambio en el consumo durante el último año; 55,6%
disminuyó y 41,8% dejó de beber (López, Arán
Filippetti y Cremonte, 2015).
Un aspecto fundamental a contemplar en el embarazo adolescente es el
desarrollo psicosocial, que además de regular la autoestima,
incide en las necesidades emocionales satisfechas como facilitador en
la construcción de una identidad propia. Se ha demostrado que
los embarazos adolescentes son, en gran parte, producto de una
autoestima baja, siendo un agente fundamental y originario de la
inseguridad, el temor al rechazo, las bajas aspiraciones de vida o un
déficit en el nivel de control de las emociones (Ceballos
Ospino, Camargo Goenaga, Jiménez Sánchez y Requena
Mendoza, 2011, Organización Mundial de la Salud, 2015, Cancino
y Hernández Valencia, 2015).
Teniendo en cuenta y considerando que las
gestantes consumidoras de sustancias psicoactivas entrañan un
factor de riesgo para la salud pública, con consecuencias
físicas, psicológicas, familiares, sociales para la
madre, el neonato y el infante (Londoño Restrepo y Aristizábal
Echeverry, 2016), esta investigación se
propuso evaluar la magnitud del consumo de riesgo de sustancias
psicoactivas y nivel de autoestima en embarazadas adolescentes y
jóvenes que asisten a un Hospital Interzonal de Agudos.
Los objetivos secundarios propuestos:
Describir las características sociodemográficas de las
embarazadas adolescentes y jóvenes.
Examinar el modo de consumo de alcohol (CReA) de las embarazadas
adolescentes y jóvenes.
Indagar el nivel de riesgo asociado con el consumo de tabaco,
marihuana, cocaína y sustancias alcohólicas en
embarazadas adolescentes y jóvenes.
Evaluar la autoestima personal mediante sentimientos de valía
personal y de respeto así mismo y su asociación con el
consumo de riesgo de sustancias psicoactivas en las embarazadas
adolescentes y jóvenes.
Material y Método
Tipo de estudio y diseño.
La presente investigación se enmarcó en un diseño
observacional, descriptivo, transversal entre diciembre de 2017 y
diciembre 2018. La unidad de análisis fueron las embarazadas
adolescentes tardías (15 a 19 años) y jóvenes
(20 a 24 años) (Organización Panamericana de la Salud,
2007, 2010), que asistieron al Hospital Interzonal Agudo, durante el
año 2018. Se excluyeron a embarazadas que no aceptaron
participar en el estudio y no firmaron el consentimiento informado.
Para este estudio se seleccionó un muestreo no probabilístico
por voluntario. La elección de los casos (embarazadas) no
dependió de la probabilidad sino de la viabilidad para acceder
a los mismos y que cumplieran con los criterios de inclusión
establecidos previamente.
Bajo revisión de protocolo aprobado por Comité de Ética
y asentimiento de la Institución, se procedió a la
recolección de los datos en los consultorios de adolescente,
Lactancia Materna, Neonatología, Sala de Internación y
Obstetricia o Curso de Preparto. A las embarazadas que asistieron y
cumplieran con los criterios de inclusión, se le explicaba, a
cada una, los objetivos y los procedimientos a realizar; firmaban el
consentimiento informado, y se registraba la información de
cada variable a medir siguiendo los lineamientos de la Guía de
Investigación en Salud Humana y los principios éticos
para investigaciones médicas en seres humanos según la
última declaración de Helsinki (The World Medical
Association, 2017).
Definición operacional
de las variables e instrumentos de valoración.
Características sociodemográficas: Se evaluó
Características Personales (Edad, Nivel educativo,
Situación Conyugal, Cobertura de salud) y Características
Obstétricas (Asistencia Control prenatal, Edad
gestacional, Gestas Previas, Embarazo Planeado, Fracaso método
anticonceptivo) (Gutierrez Gomez, Pascacio Bautista y de la Cruz
Palomo, 2002). Se utilizó la sección bloque individual
presente en la Encuesta Nacional sobre Prevalencias de Consumo de
Sustancias Psicoactivas (ENPreCoSP) (Instituto Nacional de
Estadistica y Censos, 2011).
Consumo de riesgo de sustancias psicoactivas: Es un patrón de
consumo de sustancias que releva el riesgo de sufrir consecuencias
nocivas para el consumidor, con consecuencias de tipo físico,
mental y sociales (United Nations, 2018). Se indagó, consumo a
lo largo de la vida y últimos tres meses de tabaco, sustancias
alcohólicas, cocaína y marihuana así como
frecuencia de deseo de consumir, problemas por consumo, frecuencia
que dejó de hacer lo que se esperaba por consumo, preocupación
de amigo, familiar, intento de reducir o eliminar el consumo y sin
logro y consumo por vía inyectada. Se aplicó la prueba
de Detección de Consumo de Tabaco, Alcohol, y Sustancias
(ASSIST V3.1) (Organización Mundial de la Salud, 2011); se
describió la distribución porcentual de nivel de riesgo
(riesgo bajo, moderado y alto) para cada sustancia, a lo largo de la
vida y reciente.
Modo de consumo de alcohol (CReA): Por cuestionario de reconocimiento
para identificar el riesgo y magnitud de consumo de riesgo
problemático (Ministerio de Salud de la Nación, 2015).
Nivel de autoestima: grado de autoevaluación que el individuo
hace y mantiene en forma persistente de sí mismo, juicio de
valor que expresa en sus actitudes (Gutierrez Gomez, Pascacio
Bautista, y de la Cruz Palomo, 2002) evaluada mediante escala de
autoestima de Rosemberg para explorar la autoestima personal
(entendida como los sentimientos de valía personal y de
respeto a sí mismo). La escala consta de 10 ítems,
frases de las que cinco están enunciadas de forma positiva y
cinco de forma negativa. La puntuación total va de 10 (baja
autoestima) a 40 (alta autoestima), puntuación más alta
indica mayor autoestima (Rosenberg, 1989).
En la Tabla 1 {ver tabla 1} se detallan: Variable, Dimensión e
Indicadores registrados.
Análisis de
resultados: Se examinó los resultados por
software SPSS versión 20.0 con estadística descriptiva,
distribución de frecuencias, medidas de tendencia central y
dispersión y las variables categóricas con proporción.
Se evaluó ajuste a la normalidad por Kolmogorov-Smirnov y el
vínculo entre autoestima y consumo de riesgo por Odds Ratio
(OR) y prueba de chi cuadrado, con nivel de significación p <
.05
Resultados
Se evaluaron 57 adolescentes embarazadas, excluyendo a una por no
querer participar del proyecto, conformando así una muestra
final de 56 embarazadas. La edad promedio fue 19,30±2,72 años.
El 73,2% (n= 41) ya no asistía a establecimientos educativos.
El nivel máximo de educación alcanzado fue el
secundario, sin embargo, el 71,4% (n=40) expresó no haberlo
finalizado. El 46,4% (n=26) no estaba asociado o carecía de un
plan médico. El 69,6% estaba casada o con unión civil y
el 30,4% soltera {ver tabla 2}.
El 42,9% (n= 24) manifestó tener gestas previas a la
participación de la investigación (0,61±0,86
hijos). El 64,3% (n=36) de las embarazadas adolescentes refirió
que su embarazo no fue planificado, y un 60,7% (n=34) no uso método
anticonceptivo. De las que usaron (n=22) el 64% (n=14) manifestó
que fracaso el método utilizado. La edad gestacional promedio
que estaban cursando al momento del estudio fue 17,36±9,44
semanas.
Al indagar el consumo de sustancias psicoactivas por parte de la
pareja en el hogar, de los 22 casos de adolescentes relevados por
historia clínica, 33,9% refirieron que su pareja consumía
alguna sustancia psicoactiva, predominando la marihuana (37%) y
cocaína (26%).
Modo de consumo de alcohol
Al analizar el modo de consumo de alcohol en los últimos 12
meses, de las 54 embarazadas evaluadas, el 57% (n=31) presentó
consumo de riesgo y problemático y un 42,6% sin consumo de
riesgo. Se excluyeron a dos participantes por completar
incorrectamente el cuestionario.
Experiencia de consumo de
sustancias psicoactivas
Al valorar el consumo de riesgo de las sustancias psicoactivas, se
observó que el consumo de tabaco (cigarrillos, cigarrillos
habanos, tabaco de mascar, pipa) fue el que presentó mayor
riesgo con un 55,4% (n=30) (riesgo alto y moderado) y una media de
8,5±9,5 puntos, seguido del consumo de sustancias alcohólicas
(cerveza, vino, licores, entre otros) con un 30,4% (n=17) de riesgo
alto y moderado y un promedio de 8,67±7,30 puntos. Respecto al
consumo de cannabis se obtuvo un promedio de 2,03±4,65 puntos
y de cocaína 0,37±1,52 puntos representando un 14,3% y
3,6% de riesgo de consumo respectivamente {ver tabla 3}.
En los últimos tres meses, el 14,3% (n=8) y 12,5% (n=7) de
las embarazadas manifestaron tener a diario un fuerte deseo o ansias
de consumir tabaco y sustancias alcohólicas respectivamente, y
dos embarazadas cada semana o cada mes. Ninguna embarazada tuvo
deseo de consumir cocaína.
Autoestima
Al evaluar el nivel de autoestima se observó que la mayoría
de las embarazadas presentaba una autoestima media 44,6% (n=25),
33,7% autoestima elevada y un 19,6% (n=11), presentaba problemas
significativos de autoestima (autoestima baja). La puntuación
global promedio obtenida fue 28,53±3,92 siendo la media de los
ítems positivos de 15,35±2,56 puntos y para los ítems
negativos13,17±2,32 puntos {ver tabla 4}.
Prevalencia
de consumo de sustancia psicoactiva según nivel de autoestima
Si bien las mujeres con autoestima baja tuvieron dos veces más
probabilidad de presentar consumo problemático o de riesgo con
alcohol por cuestionario CReA, la asociación no fue
estadísticamente significativa OR 2,3; X2 (2)
=3.39, p= .75.
Las embarazadas con autoestima media presentaron un riesgo alto y
moderado en su consumo (28%) seguido de embarazadas con autoestima
baja (27%) con consumo de riesgo moderado, sin asociación
significativa X2 (4) =5.4, p=.244.
Se observó que las mujeres con autoestima baja mostraron 15
veces más probabilidades de presentar consumo de riesgo alto
de tabaco, con asociación estadísticamente
significativa OR 15,3; X2 (4) =9.59, p< .048.
Si bien las mujeres con autoestima baja mostraron casi tres veces más
probabilidad de presentar consumo de riesgo moderado o alto de
cannabis la asociación no fue estadísticamente
significativa OR 2,9; X2 (4) =5.9, p=.203.
La prevalencia de consumo de cocaína fue bajo, dos de cada 56
embarazadas adolescentes y jóvenes con autoestima media y
elevada presentaron un consumo de riesgo moderado sin asociación
significativa X2 (4) =5.39, p=.764.
Discusión
La presente investigación evidencio que las embarazadas
adolescentes presentaron mayor riesgo en el consumo de tabaco y
sustancias alcohólicas con superioridad en embarazadas con
autoestima media y baja, al igual que en el consumo de cannabis
siendo mayor el riesgo de consumo en las adolescentes embarazadas con
un nivel de autoestima bajo. El consumo de riesgo de cocaína
fue bajo.
Los embarazos en adolescentes están aumentando y se relacionan
con factores biológicos, sociales y personales. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que para
lograr reducir la mortalidad materna y asegurar el estado óptimo
de salud neonatal e infantil se necesita autonomía,
empoderamiento, educación, acceso a los servicios de salud
sexual y reproductiva, y la exclusión de barreras sociales a
los que se exponen las mujeres (Organización Mundial de la
Salud, 2015). En este contexto, las gestantes consumidoras de
sustancias psicoactivas entrañan un factor de riesgo para la
salud pública, con consecuencias físicas, psicológicas,
familiares, sociales para la madre, el neonato y el infante ( Londoño
Restrepo y Aristizábal Echeverry, 2016).
Latinoamérica reporta en las gestantes un consumo de alcohol
del 44%, cigarrillo 51.8%, anfetaminas 8.3%, cocaína 2.5% y
marihuana 2% (Londoño Restrepo & Aristizábal
Echeverry, 2016). Según SEDRONAR la cocaína junto con
la marihuana, se encuentran entre las tasas más altas de
consumo en los sujetos de 18 a 24 años (Secretaría de
Políticas Integrales sobre Drogas, 2017).
Estudios evidencian elevada prevalencia de consumo de tabaco (84%) y
consumo de alcohol (47%) tanto en la madre como en su recién
nacido (Villarreala y Réa, 2013). Comparando los resultados
con la presente investigación las prevalencias demostradas
coinciden en relación al consumo de tabaco y sustancias
alcohólicas por parte de las embarazadas adolescentes,
mientras que la prevalencia en el consumo de cocaína en los
últimos tres meses.
Una revisión sistemática reciente (2019), refiere que
los efectos asociados con el consumo de marihuana en el embarazo no
son concluyentes, aunque hay creciente evidencia de su asociación
con alteraciones en el nacimiento, como bajo peso al nacer y daños
en el neurodesarrollo que impactan en el niño y se mantienen
en la infancia tardía y la adolescencia (Pascale y Laborde,
2019).
En
la actualidad la información sobre prevalencia de consumo de
cannabis en mujeres durante el embarazo es limitada, en especial en
adolescente. Parte de esta situación condice en que la
identificación del consumo de marihuana durante el embarazo
puede tener un subregistro que se ha asociado a la ausencia de pautas
específicas de actuación al equipo de salud y a la
negación del consumo de la madre por temor a ser
culpabilizada. En entornos de consumo ilegal se presenta además
el temor a perder la tenencia de los hijos (Pascale y Laborde, 2019).
En la presente investigación, el consumo de cannabis obtuvo un
promedio de 2,03±4,65 puntos de la escala ASSIST V3.1
representando un 14,3% de la muestra, dicha prevalencia fue mayor a
los resultados referido por Villarreala y Rea (2013).
En Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación plantea que
las adicciones y los consumos problemáticos no se encuentran
incluidos adecuadamente en el campo de la “Salud/Salud
Mental” (Ministerio de Salud de la Nación, 2015). En
gestantes, un estudio realizado en la Ciudad de Santa Fe en 614
embarazadas, refiere que 75,2% consume al menos un trago (unidad
estándar) de alcohol durante la gestación y 83,3% lo
hace durante el último año (López, Arán
Filippetti y Cremonte, 2015). En la presente investigación si
bien más de la mitad presentó un consumo de hasta dos
unidades de alcohol, en relación a lo observado por López
y col. la prevalencia fue menor. En Santa Fe el 15,1% de las
embarazadas reconoce haber tenido al menos un evento de consumo
excesivo episódico (3 tragos o más) durante la
gestación (López, Arán Filippetti, &
Cremonte, 2015), mientras que en la presente investigación
en los últimos 12 meses, la prevalencia fue mayor evidenciando
que más de la mitad de las embarazadas adolescentes evaluadas,
presentó consumo de riesgo y problemático con un
consumo mensual o más seguido. Según López y
col. (2015) solo 30,6% de las mujeres embarazadas manifiesta haber
hecho algún cambio en el consumo durante el último año;
de ellas, 55,6% disminuye el consumo y 41,8% deja de beber. La
proporción de embarazadas adolescentes que intentó
alguna vez reducir o eliminar el consumo de sustancias alcohólicas
en la presente investigación fue menor en los últimos
tres meses desde al momento de realización de la encuesta. Se
destaca que los intentos resultaron sin éxito expresando una
elevada proporción de embarazadas que no pudieron cumplir con
algunas de sus responsabilidades en la vida cotidiana.
En este contexto, debe decirse también, que el hecho de
aumentar sensiblemente el uso de cualquier tipo de sustancias,
obedece en mucho a la pertenencia a una sociedad de consumo, donde se
pide incurrir en cualquier tipo de los mismos, sin atenerse a control
o límite alguno. En la presente investigación, de los
22 casos de adolescentes relevados por historia clínica, 19
refirieron que su pareja consumía alguna sustancia
psicoactiva, predominando la marihuana y cocaína.
En este punto resulta fundamental contemplar en el embarazo
adolescente el desarrollo psicosocial, como facilitador en la
construcción de una identidad propia, además de regular
internamente la autoestima, asociado a las necesidades emocionales
satisfechas. Ceballos y colaboradores (2011) citado por Cancino y
Hernández Valencia (2015) refieren que las adolescentes que
presentan carencias afectivas intentarían sentirse valoradas a
través de la maternidad. Se ha demostrado que los embarazos
adolescentes son, en gran parte, producto de una autoestima baja,
comprobado como agente fundamental y originario de la inseguridad, el
temor al rechazo, las bajas aspiraciones de vida o un déficit
en el nivel de control de las emociones (Cancino & Hernández
Valencia, 2015).
Estudios realizados en embarazadas adolescentes colombianas
evidencian prevalencias de autoestima baja entre 31,82% y 23,2%
(Ceballos Ospinoet al., 2011) (Ulloque-Caamaño,
Monterrosa-Castro y Arteta-Acosta, 2015) mientras que en México
la autoestima alta prevalece en 46% de las embarazadas disminuyendo a
9,1% en Colombia (Ceballos Ospino, Camargo Goenaga, Jiménez
Sánchez y Requena Mendoza, 2011). En la presente investigación
la prevalencia de autoestima baja y alta fue menor a lo referido en
Colombia y México.
El tamaño de la muestra fue una limitación en la
presente investigación, así como las propias de los
estudios transversales. No se tuvieron en cuenta algunas variables
como feminismo, espiritualidad, y magnitud de apoyo familiar. Se
recomienda a futuras investigaciones indagar complementariamente
contextos socioambientales como factores de confusión, tales
como malnutrición, presencia de enfermedades infecciosas,
comorbilidad psiquiátrica y la violencia de género.
Como fortalezas radica el acercamiento a medir variables e
indicadores difíciles de evaluar siendo el primer estudio que
describe en conjunto el consumo de sustancias psicoactivas y nivel de
autoestima en una población vulnerable como la adolescencia.
Se considera que los resultados descriptos con anterioridad servirán
como puntapié para futuras investigación.
La tercera edición del Informe sobre el Consumo de Drogas en
las Américas (2019), sostiene que, para reducir las
consecuencias del problema de las sustancias psicoactivas,
especialmente en nuestras poblaciones más vulnerables, como
son las adolescentes y en especial en situación de embarazo,
los países deben adoptar políticas que tengan en cuenta
la perspectiva de género y se basen en un enfoque de salud
pública centrado en el bienestar de la persona y el respeto
por los derechos humanos (Observatorio Interamericano sobre Drogas
(OID), 2019).
Es indispensable que las adolescentes tengan proyectos de vida y
realicen actividades diarias que eleven su autoestima. El embarazo en
la adolescencia debe ser prevenido. Se
recomienda introducir o reforzar programas de educación sexual
a fin de fortalecer autoestima y resiliencia de las embarazadas
adolescentes.
Conclusión
La presente investigación evidencio que más de la mitad
de las embarazadas evaluadas no había planificado el embarazo.
Se observó mayor riesgo en el consumo de tabaco y sustancias
alcohólicas con mayor probabilidad de consumo de riesgo
significativo en aquellas con autoestima media y baja, al igual que
en el consumo de cannabis siendo más probable el riesgo de
consumo en las adolescentes con un nivel de autoestima bajo, con
consumo mensual. En relación al consumo de cocaína el
nivel de riesgo fue bajo.
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